Wednesday, February 28, 2018
CARTA ABIERTA A MI HIJO
Mi tesoro:
Hoy se cumplen treinta meses de tu temprana partida.
En el instante que tu corazón debilitado dejaba de latir, sentí que la vida se me había caído encima.
No es un mal sueño.
Estos novecientos días han sido los más espantosos que puede vivir una mujer.
Juntos éramos un dúo invencible.
Al principio los días fueron desesperantes.
¿Qué me quedó de vos?
Todo.
Cumplí con tus deseos y tu cuerpo se convirtió en cenizas para volar tan alto que en un momento no pude verlas más.
Treinta y nueve días te tuve en casa.
Conversaba con vos teniendo la certeza que me escuchabas con la sonrisa que te caracterizaba.
El cinco de octubre mes de tu cumpleaños con tu prima te llevamos a un lugar silencioso donde predomina una enorme cruz.
Sostenía la urna que contenía tus restos como si fuera un bebé que se lleva en brazos.
Como el tramo era largo nos llevaron en un carro de golf.
El empleado me miraba como diciéndome tiene que entregarme la urna.
El dolor paraliza.
Recuerdo que se acercó a mi y con mucha educación Dijo “Permiso señora”.
No pude decirle absolutamente nada.
Era el segundo final que pasaba ante mí como si fuera una película siniestra.
Quienes me quieren me decían “ Con el tiempo las heridas se curar y podrás recordar a tu hijo con una sonrisa”
No es verdad.
El paso del tiempo profundiza el dolor hasta transformarlo en insoportable.
Los psiquiatras ayudan.
Ellos mismos reconocen que todos los duelos se superan, menos el de un hijo que es 8n agujero negro.
No se sabe que podemos encontrar al final.
Te pido perdón si olvidé decirte alguna vez cuanto te amo.
Tu luz era suficiente para despertar sentimientos nobles en todas las personas que saben querer de verdad.
Tuve la suerte de heredar tus hermanos de la vida.
Con Daniel hablo mucho.
No voy a juzgar las conductas de las personas.
No tengo esa potestad.
Si me duele el silencio que no busqué.
Tu presencia es necesaria para solucionar estos pequeños embates que sorprenden.
Te he contado que regalé la mayoría de tus cosas.
Me quedé con algunas cosas..
Se que hubieras hecho lo mismo.
Lo material jamás te interesó pues lo opacaba la luminosidad de tu alma.
¡Te quiero tanto!
No es un capricho querer estar con vos, es una necesidad.
Deseo darte un beso, acariciarte, mimarte como antes.
No puedo.
Siento impotencia y dolor ante la negación.
Encontré en cualquier lugar un viejo buzón rodeado de bellas flores.
Allí dejare esta carta.
El Ave Fénix pasará por ella.
La entrega será en tu cielo aún cuando sepa que la estás leyendo a medida que la escribo.
Me cuido para vos.
Necesito que me veas parecida a la que dejaste hace novecientos días.
Te extraño.
Te quiere
Mamá
https://www.youtube.com/watch?v=Rc_7PbBQYW4
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