TRANSFORMACIONES

Dirijo mis pasos hacia el bosque que tantas veces visitamos juntos.
Tengo intención de pasar un rato en la capilla a cielo abierto que allí se erige.
Siempre nos llamó la atención esa construcción rústica que los vecinos de la zona no conocían o bien le daban poca importancia.
Mos fascinaban los namcos de madera.
Respaldos de tronco en los que podíamos descansar. Mientras tratábamos de adivinar si algún rayo de la estrella más grande del Universo podría pasar sus destellos por entre las tupidas ramas verdes que forman el techo natural de la austera capilla.
Eñ silencio es melodioso.
Pese a que no te tengo hace caso novecientos días, hoy no producen el daño de una filosa daga escarbando esas heridas que no se irán mientras tenga vida.
Vida que detesto pues no puedo compartirla como quisiera con vos.
Ha pasado tanto tiempo que no me alcanza solo pensarte cada segundo del día.
Pagaría fortunas si solo pudiera darte un beso al que predeciría el abrazo que más anjeo y extraño.
Abstraída en mis pensamientos no llegué a notar que en el altar una mujer de cabellos rojos como na llamarada y vestida de fiesta llora amargamente su pena.
Np está sola.
Vino acompañada por dos palomas de suave plumaje pristino.
Revolotean cerca de su dueña.
Los pájaros que habitan el bosque han migrado a lugares más tranquilos.
Ellos conocen como nadie de las transformaciones que se producen en ese lugar tan apreciado que muchos no dudan en calificar de sagrado.
Intento entablar diálogo con la mujer de rojos cabellos con el propósito de advertirle que es necesario cuide a sus guardianas.
Responde en idioma latín, una lengua que ya no se utiliza.
Sonríe en tanto quiero advertirle de los peligros que entraña el bosque para las personas que no lo conocen.
Deseo avisarle que en minutos más enroscadas en las ramas de los árboles encontrará serpientes que pueden atacarla.
Las palomas corren peligro, serán el alimento de los ofidios.
Se transformarán en palomas para luego atacarla a ella.
Mi desesperación va en aumento.
Tesoro de mi vida, necesito de tu ayuda.
Sos el único que puede auyentar a las serpientes con tu luz angelada.
Entre la espesura del bosque someto ti presencia.
Un luz celestial logra de color dorado casi ocre se aproxima.
Mientras la mujer sigue sonriendo y jugando con las palomas, siento paz en mi alma.
Donde había serpientes ahora se ven racimos de flores.
Gracias tesoro, sin tu ayuda no soy nada.
Te debo el despertar cada día, aún cuando sea llorando,.
Llanto que me acompaña hasta poder conciliar el sueño nocturno.
Te amo por eso te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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