PERFUME DE ROSAS EN TU CIELO

Son tus flores preferidas.
Seguramente la variedad de matices siempre ha ejercido una fascinación especial en la luminosidad ue ahora derramas desde otra dimensión.
Desde siempre los pensadores afirman que en ese lugar tan cargado de misterios, el tiempo no pasa como en suelo terrenal.
Quienes llegan a la eternidad se mantienen tal cual arriban.
Mi único deseo es no llegar tarde a la cita que espero se concrete todos los días de mi vida.
En ocasiones me parece absurdo denominar mi realidad como una vida.
El destino sin consultarme eligió por mí.
Destino que no sabe de ausencias que llegan al alma en forma de herida que jamás cicatrizará.
Sentiría una culpa enorme si supiera que en tu nuevo hábitat los recuerdos se eliminan.
Cada ser de luz como vos allá comienza otra existencia como si fuera un renacimiento.
No acuerdo con ello pues no se ha podido probar a través de las neurociencias.
Hemos compartido tantos momentos de empatía total que no acepto que los recuerdos desaparezcan de la mente de un hijo maravilloso como vos.
No me produce cansancio evocarte en forma constante.
Sentiría impotencia si no pudiera hacerlo.
Es difícil explicar una experiencia tan trágica.
Decir que te siento dentro de mi ser.
Ocupás mis pensamientos de manera plena y ello produce una energía especial.
Intuyo que en paraíso se reproduce algo de la vida terrenal con acceso a conocimientos más profundos.
En cuanto al paisaje lo imagino de colores suaves, sin estridencias.
Delicadas cascadas caen desde los pequeños saltos que forma el suelo estelar y en ese preciso lugar las aves del edén pueden saciar su sed para volver a entonar melodiosos gorjeos.
Todas las especies de flores están allá.
No quiero que te falten rosas.
Cada noche cuando terminás de encender las estrellas, elevo mi mano al cielo por tanto una rosa, con el propósito que nunca te falten.
No debería decirte cuánto te extraño, no quisiera ponerte triste, tampoco puedo mentir.
Sé que no te agrada verme llorar.
No puedo evitarlo.
Son las lágrimas de la soledad.
Observás cada paso que doy.
Puedo percibirlo.
Ambos sufrimos por las mismas cosas.
Nada me sorprende, sos un visionario y como tal lo habías anticipado.
Desgarra el alma saber que conocías tu final.
Ambos lo sabíamos y elegimos callar, fue la mejor opción para que comenzaras tu ascenso en paz.
Te amo más que siempre, por ello te reitero el pedido habitul, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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