JUNTOS PARA SIEMPRE

No existe nada en el mundo terrenal como el amor entre una madre ty su hijo.
Es el más poderoso sincero y desinteresado.
Fluye cristalino como el agua de un manantial.
Es el único oasis donde se puede descansar sin temores ya que nos sentimos protegidos por esa personita a quien le dimos vida para que disfrutara por muchos años, creciendo sano y vital.
Todas esas condiciones se conjugaban en vos hasta que el destino decidió torcer los rumbos, dejándome que estableciera una jugada siniestra con la muerte.
La desafié clamándole que me llevara a mí.
Su risa sdarcástica me dio a entender que había elegido el final más horrendo que puede vivir una mamá.
Es tan fuerte el amor que nos une que siempre estaremos juntos más allña de la eternidad.
Horas antes que pasaras de un sueño al otro me tuviste presente en tus pensamientos.
No quería que sufrieras por ello acepté la propuesta de una joven médica con rasfos de humanidad, quien me llevó fuera de la habitación para decirme, que el final llegaría en cuestión de horas.
Propuso un coma inducido para evitar el padecimiento que produce el dolor.
Velaría una vez más tu sueño, en esta oportunidad sería el último.
¿Por qué, si tenías todo para brillar en aquello que eligieras?
Al amanecer con voz clara parecías que respondías una pregunta a n duende imaginario.
Proporcionabas tu dirección con voz clara y serena.
Se me ocurrió preguntarte con quien vivías allí, respondiste con el más dulce e inolvidable “Con mi mamá”.
Estabas tan bello que parecías en sueños estar sano.
El rosado de tu piel denotaba paz absoluta.
En mi locura al saber que en pocas horas no te tendría más, intenté fotografiarte.
Eras la imagen de la hermosura recostado en la cama con el cuerpo deslizado hacia donde sabías estaba sentada sosteniendo tu mano.
Privó la razón.
Guardé el teléfono en el bolsillo de la campera.
Esa imagen sería para siempre mía,
No era necesario vulnerar nuestros últimos momentos juntos.

Solo yo guardaría en mi corazón la maravilla del sueño final, capaz de transmutar el dolor en un sosiego del que no regresarías jamás.
Hubiera querido ser quien partiera,
Sigo esperando que vengan por mí.
Te amo por eso siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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