En un lugar de mi mundo solitario crecen las flores más bellas.
Hay de todas las especies que pueda soñar.
Igual que sueño con vos estando dormida o despierta.
Un espacio tranquilo donde me gustaría que ingresaras.
Unidos como siempre, estaría feliz de volver a tenerte a mi lado.
En silencio conversando con el lenguaje de las miradas que solo nosotros conocemos.
Tal vez podría escuchar tu risa contagiosa para auyentar los sonidos del silencio que lastiman el alma herida, desde tu ausencia temprana.
Necesito mucho o poco.
Segín desde donde los terrenales puedan pensar.
Muchos de ellos no creen en la duración de las cosas eternas.
El dolor los haría comprender que la vida no solo es propiedad de los seres terrenos.
En estos casi treinta meses tan tediosos como agobiantes, aprendí leyendo a los pensadores y filosos griegos que la vida en otras dimensiones es posible.
Con ansias me aferro a esas ideas, me hace bien saber que es la única manera de posibilitar nuestro reencuentro.
Jamás necesitamos multitudes para no sentirnos solos.
Tampoco seres sin alma que un día te aman hasta las puerta del Paraíso y al otro te dejan en la entrada del averno.
El amor o cariño sincero es uno solo.
No necesita de los atributos que endulzan los oídos cuando en las actitudes se demuestra que poco o casi nada es verdadero.
Sabés que te quiero de una manera difícil de adjetivar.
Te quiero con la simpleza de una madre que ha tenido la peor tragedia de su vida, perder un hijo.
Encuentro paz en mi refugio.
Te tengo al alcance de mi mano cuando lo deseo que es siempre.
Nunca dejo de preguntarme ¿Por qué el destino me dejó aquí?
¿Para qué?
No creo que tenga que cumplir misión de ninguna naturaleza.
Sería una necia si no aceptara las palabras de confort que otros me tributan.
Las agradezco y tengo la certeza que la palabra gracias no alcanza.
Más no hay otra que pueda expresar el agradecimiento sincero.
Lamentablemente ninguna palabra que exista en el léxico de los humanos puede expresar cabalmente el significado de la pérdida de un hijo que se trajo a la vida para que viviera.
Tu muerte que ambos sabíamos que ocurriría, pese a callarlo seguirá siendo inexplicable.
Desde este sitio majestuoso de la naturaleza, elevo mi mano hacia tu cielo para acariciarlo.
Se observa tan maravilloso como vos, con los colores del verano.
Verano que pareciera encender la vida y en algunos casos puntuales apagarla.
Mi intuición quiere hacer que crea que estás bien.
No puedo asumirlo cuando pienso que nos faltamos el uno al otro.
Si bien es cierto que te acompañan con amor del bueno los seres que te antecedieron en el camino, no me alcanza.
Espero que quienes me leen puedan interpretar que no es codicia sino la simple necesidad de una mamá como cualquier otra de tener cerca de su mejor obra, su hijo.
Tesoro, te amo y te extraño en idénticas proporciones.
Nunca voy a asumir tu ausencia temprana.
Siento confort con el paso de los días.
No es una contradicción.
Cada día que pasa es uno menos que me llevará a encontrarte para darte todos los besos que tengo guardo para vos.
Siempre serás la razón de mi existencia.
Me perturba que el tiempo pase sin novedades o por lo menos esa que espero con las fuerzas que alimenta el amor entre una madre y su hijo.
Una vez más te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=SXu9SjJ6Uno
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