Tuesday, December 25, 2018
MIRANDO NUESTRO MAR
Decidí, como en años anteriores, estar en absoluta soledad para estas fechas que no deberían existir en el calendario poblado de ausencias.
Ausencias que nos acompañarán, hasta el último suspiro.
¿Es bueno estar solo?
Sí.
Podemos realizar una introspección para reencontrarnos con nuestro interior.
¿Favorece esa postura, rechazada por otros terrenales?
Por supuesto.
En la eterna búsqueda de respuestas a aquello que parece no tenerlas, encerrando la memoria y sentimientos juntito, al alma, es probable encontrar la punta del hilo de esta madeja.
Madeja que nos sorprendido cuando un ente, no podría aseverar quien ha sido, la arrojó como si fuera un juego trágico a efectos de continuarlo.
¿Ayuda esta actitud?
Por supuesto.
Trae pinceladas de paz.
Alquilé una posada frente a nuestro mar.
No he traído nada que marque el tiempo.
Tampoco el reloj, que ni siquiera saco a la hora de descansar.
Deseo transcurran las horas sin saber con exactitud como identificarlas.
¿Puedo contarte cómo está, el
clima?
Demasiado caluroso para mi gusto.
Pensaba caminar por la playa.
Desisto de esa idea.
Cabía la posibilidad de reencontrarme con alguna de las personas, acostumbradas a vernos juntos.
No deseo compartir con nadie mi dolor.
¿Lograrían comprender a esta mamá?
Seguramente.
Aquí, te ganaste la admiración de todos los residentes del pueblo pesquero.
Tu carisma y luminosidad les arrancaba a tos una sonrisa.
¿Recordás cuando admiraban tus dotes de eximio nadador?
¿Existen espejos de agua en el cielo?
¿Has vuelto a practicar tu deporte favorito?
En este momento el sol comienza a esconderse.
Repite la milenaria rutina de todos los días.
Un conjunto de gaviotas se acerca al ventanal.
Reconozco a dos de ellas.
¿Traerán un mensaje tuyo?
Con las alas desplegadas pueden elevarse muy alto.
¿Has podido verlas cerca del Paraíso Celestial?
¿Pudieron establecer algún diálogo?
Siento confort al imaginar estuvieron juntos unos instantes.
Ellas comprenden mis silencios.
Respetan mis lágrimas sin preguntar nada.
¿Te acordás que en estas playas solitarias comenzaste, tus primeras clases de buceo.
Siempre tu gusto ha sido sumergirte en las profundidades del mar.
Deseabas conocer cual era la vida de otros seres que habitan en las entrañas del océano.
Emergías con una sonrisa.
Instante en que podía recuperar, tranquilidad.
¿Tengo miedo al agua?
No, solo terror.
El mismo capaz de inmovilizar a quien lo padece.
Prefiero las superficies.
Ha caído la tarde.
Antes de irse, la estrella mayor del universo prometió regresar.
Dudo que pueda encontrarme.
Estaré regresando a mi refugio.
La próxima semana seguramente estaré aquí.
El mar en este instante ha tomado los colores de la noche.
Solo la luna plateada se refleja en él.
Solicitaré cenar en la habitación.
Nada especial.
Sería diferente si no cargara penas y contar ausencias que nunca, jamás, regresarán.
Cuando, escuche las campanadas convocando a misa, saldré de este sitio donde me siento contenida.
¿Preguntás si entraré a la capilla?
No.
Estaré sentada en uno de los bancos que posee la misma en su exterior.
Buscaré, las líneas de tu rostro amado en cada estrella integrando las constelaciones.
Cual diamantes, engalan, las noches.
¿Por qué no tengo la misma suerte que Raquel, el personaje bíblico?
No te preocupes, luz de mi vida.
De ninguna manera cejaré en el intento para reencontrarte, sin tanta espera.
¿Me reconocerás, aún cuando hayan pasado casi cuarenta meses?
Mis utopías sin cristalizar, quieren creer con fervor, así será.
¿Por qué un trámite tan sencillo demora tanto?
¿No entienden mi desesperación?
Mi cielo, te pido un poco más de paciencia.
Deseo llegar cuanto antes a vos.
Mientras ello ocurre, te pido nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=soRmpPJOIwo&t=76s
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