Astrea diosa griega consagrada a las estrellas ha querido regalar a los terrenales residentes en el hemisferio sur, el universo pletórico de rutilantes brillantes, que noche a noche pueblan el firmamento.
No significa que hayan aparecido más constelaciones.
Es un fenómeno capaz de acercar a aquellas más cerca que la mayoría de las veces en que podemos observarlas a simple vista.
Para que ello pueda visualizarse quienes tenemos allá en donde estás, muestren un escenario majestuoso.
Imposible no compararlas con tu propia luminosidad.
La esfera celestial con matices de un nocturno fascinante, aparecerán si la noche es diáfana.
Con ausencia total de nubes jugando a opacar el fulgor de cada constelación.
En absoluta soledad será necesario me desplace a un sitio despoblado, intentando verte a vos.
¿Imaginas mi sentir al solo pensar que entre esa multitud de cuerpos celestes desnudando su brillantez?
En este instante que establezco esta conexión mágica que nos une un poco más, se ha presentado una tormenta.
Deseo que la misma no impida observar desde suelo terrenal, cada una de aquellas buscándote.
¿Podrá cristalizarse mi utopía?
Enigma difícil de resolver.
¿Ayudarás a esta mamá que te ama con intensidad disipar esta lluvia inoportuna?
Varios estudiosos se han traslado a provincias donde el tiempo no es tan inestable.
Sin necesidad de telescopios, tienen como propósito capturar diversas imágenes para que las mismas puedan verse por televisión.
¿Puedo aseverar que ambos coincidimos en esta apreciación?
Intuyo que tu luz puede quitarle protagonismo a esas pequeñas partículas brillantes.
Pocas veces mi alma se llena de gozo, pensando que por fin te veré.
¿Querés conocer como imagino ese momento, luego de transcurridos casi cuarenta meses?
Más bello y sabio, derramando tu luz para todos aquellos que sepan mirar con los ojos del corazón.
¿Se equivocan quienes me califican de ansiosa?
De ningún modo.
Cada uno de los seres que me conocen, entienden que no pude amedrentarme la distancia que quiso sin éxito imponer la eternidad.
¿Sabías que las contradicciones han logrado acosarme en muchas ocasiones?
En alguna de ellas pienso en nuestro reencuentro, en otras cuando el alma siente la ausencia, presumo también existe la posibilidad de no volver a sumergirme en la belleza de tu mirada.
Intento tener pensamientos positivos.
A veces los esfuerzos son vanos.
Cuando esos sucesos asaltan el pensamiento, te convertís en el pilar que con fuerza me sostiene.
Recibo tu energía para continuar sin saber muy bien si ello tiene validez.
¿Es posible morigerar el dolor producido por la partida de un hijo?
Definitivamente, no.
Los especialistas estudiosos del comportamiento de la memoria, saben que otros duelos con el tiempo pueden superarse.
La pérdida del ser que acunamos durante nueve lunas en nuestras entrañas, nos acompaña hasta el final de la existencia.
¿Cómo mitigar la tragedia?
No encontré la fórmula.
Aún estoy inmersa en una película de terror.
¿Por qué todo sucedió así?
Nadie puede responder a tamaños interrogantes.
Tesoro de mi alma, cansa la espera.
Mueren las ilusiones cada día que te llamo y no escucho tu voz.
¿Hasta cuando esta tortura?
Tu amorosa energía logra aún pueda mantenerme en un espacio donde no deseo estar.
¿Llegan al Edén cada una de mis manifestaciones de amor?
¿En que momento podré depositar en tus mejillas el beso que tanto deseo?
¿No existe un ser compasivo capaz de mitigar tanta soledad?
Sabemos que la espera es tediosa.
No tengo demasiadas alternativas.
A ella me entrego hasta que arribe el famoso momento de preparar el último viaje.
Como siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=kWI0NOOcVZM
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