Thursday, June 06, 2019
SOLO LÁGRIMAS
En muchas ocasiones evitamos derramar lágrimas.
En tantas otras es imposible evitarlas.
¿Dónde hallamos el origen de las mismas?
Los sitios son infinitos, casi tantos como las motivaciones.
Se llora cuando arribamos al mundo.
Es una señal de vida.
Cuando el llanto no es espontáneo los médicos lo estimulan.
Las mamás, nunca sabremos el por qué de esa acción que nos hace escuchar por primera vez el llanto de un hijo.
En ese instante supremo la madre acompaña con las suyas el llanto del bebé que trajo a la vida.
Los niños suelen llorar para manifestar un dolor, no poseen el don de expresarlo con palabras.
Algunos nenes derraman lágrimas en el momento en que por primera vez quedan en la sala de jardín de infantes para comenzar el maravilloso ciclo del conocimiento.
En tu caso fue diferente.
Quienes serían tus compañeritos, se aferraban a las piernas de su madre para que no los dejaran.
En tu caso fue diferente.
Camino al jardín me pedías que me fuera.
Estabas contento, hiperactivo.
Conociéndote comprendí que disfrutarías el inicio de esa etapa.
Sos tan especial que por aquel entonces demostraste rasgos de tu independencia, al llegar a la puerta de la escuela. Dijiste, por enésima vez “No te quedes ma”
Nunca tuve la necesidad de quedarme en la puerta con el propósito de retirarte si extrañabas demasiado.
No es falta de amor, por el contrario, es una muestra absoluta de independencia.
Siempre esbozando una sonrisa o tus ojos curiosos adivinando el mundo de manera apresurada.
Hoy que traslado esa experiencia en este tiempo no deseado, me pregunto si desde tan temprana edad podías avizorar el futuro.
Lloramos de emoción.
Vos me diste demasiadas satisfacciones que convocaban las lágrimas generadas en el corazón.
Aparece el llanto ante un dolor físico que en ocasiones resulta difícil de explicar.
Ante la obtención de un título nos expresamos a través de las lágrimas por la obtención de premios al esfuerzo personal.
Se llora de impotencia ante la injusticia de los entes miserables a los que no tiene sentido responder.
Como dice tu abuelo materno, nunca hay que descender los escalones que llevan al infierno donde la ignorancia es reina.
Podría seguir enumerando causales del llanto.
No quiero que esta conexión se transforme en “La historia sin fin”
Puedo asegurar con conocimientos que el llanto menos esperado se produce ante las ausencias.
No todas duelen por igual.
Si bien se ama a la familia, no es lo mismo la partida de un abuelo que la tragedia de perder al ser que más se ama en el mundo.
Una de tus debilidades era mi llanto.
No importaba la causa que lo produjera.
Te hacía mal.
Por ello evitaba, a veces sin suerte utilizar esa demostración de sentimientos.
Poco importaba si nacían ante la belleza de un paisaje compartido,
La salida o puesta del solo.
Gotas de lluvia deslizándose por los cristales de una ventana, portando recuerdos.
Desde que no estás físicamente, intento descansar por las noches, con uno de tus documentos en mis manos.
El pasaporte lo tengo para utilizar en la cartera que use en el momento de salir.
Las lágrimas no tardan en asomar cuando te hablo.
Por las mañanas, en realidad de madruga, cuando despierto lo hago por el efecto de las lágrimas.
Silenciosas, humedecen el rostro.
¿Recordás que siempre te he dicho que las lágrimas son el humor acuoso que lava las heridas del alma?
¿Por qué no sirven para cicatrizar aquellas?
Creo conocer la respuesta.
Lamentablemente he comprobado que el dolor inconmensurable producido por tu partida, ha dejado surcos en el alma que nunca sanarán.
¿Es imposible cambiar este estadío?
Absolutamente.
Esas hendiduras se van profundizando a medida que pasa el tiempo u nos damos cuentas que las distancias son cada vez más inmensas.
No es posible dimensionarlas.
El dolor al principio es quejumbroso.
Le pedimos a ese ser superior en el que muchos sostienen sus creencias, que los cuiden.
Pensamos que será quien extenderá sus brazos en el momento de su llegada al cielo, cerrándolos en un abrazo protector.
Creemos que los ángeles serán esos seres alados que nunca los dejarán solos.
Por las lecturas que realizamos a lo largo de nuestra propia existencia, mantenemos ilusiones sobre la existencia de un enclave denominado paraíso celestial.
La realidad de cada día sin poder darles un beso, un abrazo, esa caricia que muere en la punta de nuestros dedos, nos lleva a un estado de introspección.
El análisis profundo de semejante estadío, logra derribar todas las máscaras.
Con martirio y crueldad el destino nos muestra esa cara que no deseamos mirar.
No estás.
No aparecés en mis sueños.
No escucho tu vos.
No puedo sumergirme en la profundidad de tu bella mirada como antes.
¿Puedo creer en la existencia de un ser misericordioso?
¿Por qué no mostró sus dones, evitando tanto padecimiento?
¿Ni fue capaz de advertir las torturas a las que fuiste sometido?
¿Si derrama bondad, por qué permitió que algo tan dramático sucediera?
¿Por qué afirman es la conciencia, de todos?
¿Realmente tiene potestad para juzgar?
¿Qué es la justicia divina?
¿Se parece a la terrenal?
Trazando paralelismos con las vivencias cotidianas, estoy en condiciones de afirmar con absoluta certidumbre que si ambas justicias se parecen, son correctos mis pensamientos.
Como todo ser humano soy falible.
Aquí estoy, esperando me demuestren el tenor de mis errores.
No tengan dudas, reconoceré mi equivocación.
¿Por qué algunos terrenales juzgan, concluyen con tanta liviandad?
¿No es mejor mantener el silencio antes de pronunciar palabras que perdurarán hasta el último día de quien las escucha?
¿Por qué las conclusiones vacías de contenido mencionan reencuentros con los seres ausentes?
¿Pueden dar tan solo un ejemplo de un episodio de esa naturaleza?
¿Qué lleva a los terrenales a afirmar que hay vida después de la vida?
¿Existen ejemplos al respecto?
No preciso muchos, solo uno para resolver los dilemas que me acosan desde hace meses.
Puedo disculparme ante quien sea.
Solo pido un argumento.
Una prueba para,
reconocer mis errores de apreciación.
Si es verdad indiscutible todo eso que nos enseñan, cuando somos menores en alguna parte se apoyan esos argumentos.
Mientras tanto me parece que es la desesperación las que nos lleva a creer en entelequias difíciles de probar.
¿Qué no daría una madre para volver a ver al hijo de sus entrañas?
¿Pueden comprender el horror de esperarlo cada día en determinados horarios, y esa llegada nunca se produzca?
¿Cómo se hace para vivir sin ese ser que trajimos a la vida para que viviera?
¿Alguno de mis lectores ha pensado en la posibilidad de la muerte de un descendiente?
¡No quiero tener un hijo muerto!
Puede que las palabras suenen o se lean con crueldad.
Nada de eso.
Han sido generadas por la desesperación de querer y no poder.
¿Qué hago aquí?
Este no es mi lugar.
Tesoro de mi vida, te amo más que siempre,
Siento impotencia al no tenerte y entender que será para siempre.
No me alcanza estés vivo en cada célula de mi ser.
No son suficientes las fotos que a diario miro para morigerar el dolor.
¡Te necesito a vos!
Hoy es un día desapacible.
La falta de sol hace que el tiempo se parezca demasiado a mi sentir.
Oscuro, sin un destello de luz.
¿Dónde está tu luminosidad?
Por favor hijito, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=3JtzBlcbz58
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