Friday, August 07, 2009

EL VIEJO GALEÓN NAUFRAGA OTRA VEZ




Corría el año mil setecientos cincuenta.
A bordo del galeón viajaban gentes de todos los estratos sociales.
Las fiesta se sucedían, en esa ocasión las mujeres hacían alarde de sus ricos vestidos.
Abundaban terciopelos y encajes.
Hombres de galera que usaban trabas de oro para ajustar sus corbatas.
Algunos por gusto utilizaban bastones de marfil y ébano.
Cuentan que en la parte más baja de la embarcación viajaban artistas y piratas.
Los primeros modelaban obras en arcilla para despuntar la creación que nacía en sus mentes.
Los segundos pensaban que la inmensidad del mar propiciaría encontrar tesoros en barcos que serían enemigos.
Esa noche habría una fiesta.
Los poderosos se vistieron con las mejores galas, brillantes refulgían en el cuello de cisne de las mujeres, amplias polleras se deslizaban por los pisos recién lustrados.
Atentos los mozos acercaban champagne a las mesas.
Los acordes de las orquestas invitaban al baile.
Los demás dormían en sus literas, tejiendo sueños de un futuro próspero.
El capitán lucía todas sus condecoraciones, el viaje se desarrollaba normalmente.
El rugido de un trueno anunció la tormenta.
El reluciente galeón se hundió en las aguas del oscuro océano.
Todos los sueños descansaron en el lecho del mar.
Noveles arquitectos dirigían una excavación para erigir un edificio lujoso en lo que hoy se conoce como Puerto Madero.
La fuerza del agua había dejado en sus costas la estructura de la embarcación. Todos los medios cubrieron la nota.
Ninguno dejó de mostrar a los arqueólogos que con sus pinceles quitaban la arena de las vasijas.
Se permitieron las visitas guiadas.
Fotógrafos permitían que las imágenes se difundieran al mundo ávido de buenas noticias.
Los amateur tendrían historias para contarle a sus herederos.
Inexorable el tiempo pasa, concluyeron las visitas.
Las excavadoras sin alma no respetaron nada, las autoridades olvidaron una vez más de preservar semejante tesoro.
Optaron por la modernidad.
Grandes plumas rellenan el sitio.
La historia del viejo galeón comenzaba a morir lentamente.-

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