Generalmente vivo en los desiertos, el color verde intenso de mi cuerpo contrasta con las doradas arenas de esos sitios tan solitarios, cargados de misterio y magia.
Lugares a los que la mano del hombre ha llegado para romper la armonía ambiental.
Soy alto, el destino me cubrió de espinas para poder defenderme de los cazadores que siempre han intentado obtenerme para mostrarme como una presa digna de admirar.
En mi interior guardo un poco de agua para mantenerme erguido en soledad.
Busqué este lugar del mundo con el único objetivo de perpetuar la especie.
Como Ustedes sufro las temperaturas altísimas que reinan del brazo del sol, ardiente calienta mi cuerpo, somos cómplices, el sabe que por las noches el frío gélido intentará congelar mi sombrero que no es otra cosa que una bella flor, la mía es de color naranja semejante al crepúsculo que anuncia la llegada de las primeras estrellas que encienden el universo.
Mi familia es enorme, a veces no nos parecemos, en algunos casos ellos tienen brazos, así nos diseñó un ser superior.
Todos tenemos espinas filosas como dagas de cristal, para defendernos de los que nos quieren dañar.
A veces lloro cuando arrancan nuestros coloridos sombreros de colores inimaginables, entiendo que para ellos obtener un pétalo es un hecho gracioso, ignorando que en manos ambiciosas se secarán.
Sufro al ver a los más chiquitos contenidos en macetas, pese a los lugares tan pequeños que son su último destino, no nos cansamos, siempre en nuestra cúspide encontrarán flores parecidas a las orquídeas salvajes con matices hermosos que puedes encontrar en cualquier ilustración.
A esta altura te habrás dado cuenta que soy un cactus.
Solitario, cubierto de espinas que utilizaré en el momento que me quieran lastimar.
No te haré daño si tu intención es solo fotografiarme, no me cortes, podrás verme las veces que desees.
Igual que vos tengo sentimientos.
Dejame morir en el lugar que elegí para vivir.
No comments:
Post a Comment