Monday, August 22, 2016

EL TIEMPO NO SE DETIENE

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Luz de un s ojos, puntal que me sostiene en los momentos más aciagos de esta vida que jamás imaginé transitar.
Hace un año cuando el crepúsculo llamaba a la luna que no podíamos ver desde la habitación donde estábamos internados, los médicos nos anunciaron que se produciría tu traslado a un centro de alta complejidad para tratar tu enfermedad.
El mismo se llevaría a cabo al día siguiente.
Habiendo perdido la noción del tiempo y el espacio pregunté a unos de los profesionales qué día era me respondió que transcurría el día veintitrés de agosto, coincidía con el cumpleaños de tu abuelo materno, me aferré a la fecha pensando que el amor que te tenía podía lograr un cambio favorable.
Ignoraba que el jefe de médicos del grupo que te atendía había solicitado una cama en terapia.
Seguramente ese detalle no me lo dieron a conocer pues en nuestras miradas se notaban signos de abatimiento, apenas unas chispitas de luz iluminaban la belleza de la tuya pensando que allí encontraríamos una pócima mágica que te devolviera la salud.
Ese día fue de preparativos, trasladar a un paciente es semejante a una mudanza puesto que había decidido no separarme un solo instante de tu lado.
Nos recibió un profesional al que suelo calificar de humanos, luego de examinarte y leer los informes médicos me llamó para informarme de la situación.
Dejé que hablara, que me explicara cada detalle de una revisación minuciosa a la que habías sido sometido.
Desde el inicio me hizo saber que el cuadro no era sencillo, esta mamá siempre había intuído el final.
Un profesional que además de virtuoso mostraba rasgos de humanidad, tan necesarios en casos críticos.
Con voz pausada me explicó que desde la otra institución habían requerido un lugar en terapia intensiva.
Al ver dibujado en mi rostro el horror con sabias palabras me tranquilizó comunicándome que quería darte una oportunidad y estuvieras en una habitación conmigo cerca.
Hoy que ha pasado el tiempo comprendo que de haberte llevado a terapia el final se hubiera adelantado unas horas.
Ese médico que seguramente era padre optó por dejarte a mi lado mientras se acercaba impiadoso el fin de tus días.
Por tus palabras y las minas entendió que debiámos estar juntos para que cuando tu espíritu ascendiera a otro plano tus manos estuvieran sostenidas por las mías.
Fue en ese instante que decidí inventar historias placenteras a sabiendas que jamás se convertirían en realidad.
Mi intuición de mamá me decía que el final estaba cada vez más cerca.
Contuve mis lágrimas de dolor pues sabía que conmovían tu preciosa alma.
Vos me dabas fuerzas para seguir de pie.
En mi vida hice muy pocas promesas, respeté a rajatablas que vieras en el rostro de tu mamá una sonrisa que te transmitiera un poquito de vida.
Siempre fuiste brillante, intuitivo.
Nuestra comunión espiritual no se podía dimensionar con palabras.
Pese a que los dos callábamos por causas parecidas,los dos sabíamos que la muerte esperaba impaciente detrás de la puerta de la habitación.
Prometí mostrarme como una mamá que tiene a su hijo en franca recuperación, una ilusión que tus ojitos de caramelo denotaban conocías el principio del fin..
Siempre nuestro amor fue incondicional, a pesar del tiempo transcurrido sé que no era necesario emitir una palabra para conocer el pensamiento igualitario de cada uno.
Reía cuando tenía ganas de llorar para que tu tránsito a la eternidad fuera en profunda paz.
Hoy que la vida se me cayó encima con la fuerza que irradiás desde tu nuevo hábitatt me levanto para seguir.
En mis tardes despojadas de luz siento el sonido de las llaves en la cerradura.
Programo mi mente para contarte las ocurrencias del día.
La puerta inánime me devuelve a la realidad, nunca han sonado las llaves de tu llavero, el latigazo de la soledad no tiene piedad.
No estás abriendo la puerta como quisiera.
La realidad me devuelve a mi estado habitual una angustia que no puedo superar.
Hijo de mi vida sabés que ni bajo los efectos del sedante más potente concurriría a una consulta psiquiatrita por la sencilla razón que utilizo el sentido común y me niego a vivir una realidad que no es la mía.
Quizás los narcóticos a otros terrenales le proporcionen un estado de aparente salud.
Mi realidad es ésta y no existen médicos que curen los dolores del alma.
Dicen que en el reino de los cielos la vida difiere mucho a la de aquí.
Me dicen que estás bien, acompañado por Dios y los ángeles que acunan tu sueño eterno.
Te envidio hijo mío en la tierra no encuentro un minuto de paz que me ayude a sobrellevar el dolor.
Sería ingrata si no recordara a quienes te amaron de verdad, gracias a ellos he podido avanzar.
Deploro las dos llamadas que realizaste antes de nuestra internación, recuerdo como si fuera hoy que anunciabas a un contestador que estabas enfermo y te internarían
Hijo querido esas dos llamadas no recibieron la respuesta que esperabas.
No les guardemos rencor, rencor que oscurece el alma.
A su debido tiempo será Nuestro Señor quien juzgue las miserias humas,
Te quiero tanto que en nombre de ese sentimiento tan noble solo te pido que jamás olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=zzLYUhnd4d0

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