Sunday, August 07, 2016
TUS OJOS EN EL CIELO
Vida de mi alma hace exactamente un año comenzaba nuestre peregrinar visitando médicos que intentaran paliar la pseudos bronquitis que te afectaba.
Como siempre fuimos juntos.
Recuerdo que la tarde plomiza parecía que iba a volcar en la tierra todas las lágrimas de los ángeles que habitan en el espacio celeste.
Pese a querer disimularlo los dos teníamos un miedo inexplicable sin advertir que el destino estaba marcando el principio del fn más horrendo, tu final en la tierra.
A diferencia de aquel día tan ventoso y frío sé que hoy me regalaste un sol tibio apacible donde las hojas de los árboles permanecen en absoluta quietud con el propósito que los pájaros comiencen a formar sus nidos, nidos con la temperatura ideal para que nazcan sus crías.
Agosto del dos mil quince fue frío, ventoso, lluvioso, triste.
El tiempo se había puesto de acuerdo de acuerdo con nuestros ánimos, parecía que preanunciaban la tragedia cercana.
Sin decirlo los dos teníamos miedo a los desconocido.
Resultaba difícil comprender que ninguno de los profesionales que te atendieron buscara la causa de tu fiebre que iba en aumento.
El primero aseveró sin elementos que avalaran su diagnóstico que tenías una simple gripe que con unas nebulizaciones estarías bien.
Ambos le preguntamos por el estado febril, le restó importancia para ese ser indigno un nebulizador con agua destilada curaba todos los males.
Nos fuimos descontentos, su conclusión era un disparate que se comprobaría con el correr de los días..
Con el objetivo que me distendiera nos fuimos a cenar solos.
Ese siete de agosto marcaría la despedida que comenzaba a aparecer agazapada.
Vaminamos unas cuadras.
Tu preocupación era que hubiera olvidado la capucha de la campera.
Ni chiquito no quería que la tenue y gélida llovizna no se atreviera a salpicarme.
Mientras viva nunca olvidaré esa cena entre madre e hijo.
Mientras esperábamos el menú que habías elegido y sin saberlo comenzamos a despedirnos de manera coherente.
¿Por qué escribo coherente?
Porque los días que se sucedieon había momentos en que el dolor te hacía perder la lucidez que siempre había sido un signo que demostraba a quien te conociera un grado de adultez y conocmientos raramente compatibles con tu edad.
Elegiste algo que me gustaba, nos agradabaa los dos.
En absoluta soledad y complicidad pude decirte cuánto te amaba.
Eramos la imagen de un hijo y su madre que se quieren más allá de cualquier circunstancia.
Seguirían días de dolor pese a tus esfuerzos por mantenerte compuesto para evitar mi sufrimiento elegiste como atuendo una coraza de acero.
Los médicos venían a diario a nuestra casa, nadie afirmaba ni negaba nada.
Decidí llamar al médico de Emergencias médicas, fue el único que decidió que deberías ser tratado en un centro médico.
Mientras esperábamos el arribo de la ambulancia lloramos como dos chicos desamparados.
Realizaste varias llamadas, una de ellas jamás tubo respuesta pese a que anunciabas tu internación.
Armé con la velocidad de la luz un bolso, estaba decidido jamás me separaría de vos.
Fueron quince días de locura.
Las juntas médicas te onbservaban.
No dudaron en someterte a los tratamientos más dolorosos.
Siempre a tu lado trataba d darte fuerzas, fuerzas inexistentes pues la intuición de una madre jamñas falla.
Los dos sabíamos que el final se acercaba, los dos calamos para no lastimar al otro.
La familia chiquita apoyaba pese a que el final impiadoso se acercaba inexorablemente.
No huno humanismo de parte de quienes te atendieron.
Ye creí dormido cuando mis lágrimas comenzaron a rodar.
Sentí tu mano sobre mi cabeza pidiéndome que no lo hiciera.
Hijo querido tuve que mentirte, te dije que no estaba llorando, que la irritación de mis ojos obedecía a un producto que pasaban por el sitema de ventilación-
Gijo espero que entiendas tuve que elegir entre el sufrimiento y el silencio eterno, una decisión para nada fácil.
Quien te había traído con amor a la vida se veía obligada a pedir que terminaran con tu sufrimiento.
Ellos no sabían de nuestro amor incondicional, dijeron que el mediamento aplicado no te permitiría despertar.
Verdad a medias, de madrugada escuché tu voz.
Como si alguien te interrogara dijiste el lugar donde vivía, se me ocurrio preguntarcon quién viviás, la respuesta fue clara y contundente “Con mi mamá”
Esas palabras tan dulcemente pronunciadas me acompañaran hasta que Dios decida llevarme a tu lado.
Mientras ello ocurre, jamás olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=lwG3YD9e4zg
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