Monday, August 01, 2016

EL TIEMPO, ENEMIGO FEROZ





Mi vida quisiera tener el poder de detener el tiempo de girar sus agujas en sentido alterarlas y dejarlas quietas inverso para siempre en la época que te tenía a mi lado.
Es difícil comprender el dolor de una madre cuando pierde al ser al que dio vida para amarlo y venerarlo,
Ni en un sueño utópico este martirio se hubiera convertido en esta realidad que golpea hasta hacerme perder las fuerzas, fuerzas que se necesitan para despertar día a día sabiendo que nunca estarás a mi lado.
Nunca es una palabra trágica, nunca es el final de todos los proyectos.
Nunca podría representar el dolor de la ausencia añorada.
Quizás si fuera poseedora de algo de poder arrancaría con la fuerza que tiene la tempestad de todos los almanaques el mes de agosto.
Agosto sin sol, agosto ventoso, frio, implacable desde tu partida tan abrupta como inesperada.
Algunos seres humanos ante la inclemencia del tiempo buscan refugio para protegerse en im caso es imposible mi refugio eras vos, mi cómplice, compañero de viajes y aventuras.
El hijo que toda madre hubiera querido tener, no solo por su belleza física sino por la otra que es más importante, la hermosura interior que alojaba al corazón más solidario y comprensivo.
Un ser luminoso que se desprendía de todo sin pedir nada a cambio.
Los recuerdos del pasado afloran en mi mente aún aquellos que permanecían dormidos.
Recuerdo el día que fuimos a inscribir tu nacimiento, eras tan inquieto que te llevamos a esa oficina, era un día soleado de octubre tu vestimenta era blanca, los piecitos descalzos lograban te asemejaras a un pequeño angelito.
Mientras esperábamos en los jardines de la oficina para ingresar observé a una mujer bellísima, su mirada del color del cielo trasuntaba una soledad infinita.
Ingresamos a un salón en el que los escritorios estaban muy cerca unos de otros.
No puede evitar escuchar cuando le preguntaron que trámite realizaría, con voz pausada le anunció al empleado que debía anotar las defunciones de su esposo y su hijo.
Ironías del destino nosotros registraríamos vida.
Ese instante demoledor permaneció sepultado en mi espíritu, hace pocos días se lo comenté a alguien que gozaba de la inmensidad de tu cariño, me dijo “tenés que escribirlo para que no fuera nuevamente una presa del olvido temporal”
Vida y muerte tan cercanas, jamás olvidaré la mirada de esa mujer solitaria, sus ojos pedían ayuda para superar un dolor que no se puede cuantificar.
No tuve que pasar por esas instancias, hoy son terceros quienes realizan los trámites que desgarran el alma.
En mi caso solo tuve que reconocer el cuerpo inerte segundos que no olvidaré mientras viva.
Los hijos no deben morir.
Ty desaparición física es el motor para que te escriba casi a diario.
Tu alma estará siempre junto a la mía.
Escribir es una manera de estar más cerca de ti.
La soledad pesa de una manera que no se puede describir con palabras.
No contemplo la posibilidad de conocer a otras personas, sé que así me acompañara una muchedumbre faltarías vos.
No es tiempo de compartir mi dolor.
Tengo conciencia que no debo transmitir mi angustia a seres que recién conocería, solo comparto la soledad que duele con mi familia chiquita
Transitar este agosto será tortuoso.
Me encantaría solo por un instante tener la posibilidad de abrazarnos como dos osos, embriagarte de caricias, sumergirme en la profundidad de tu mirada tan especial.
Son muchos los deseos que tengo a sabiendas que ninguno se convertirá en realidad.
Te amo hijo pese a la distancia celestial.
Esa distancia desaparece cuando en silencio te siento tan cerca que cerrando los ojos puedo ver tu sonrisa, escuchar el sonido de tu risa, saber que estás aún cuando extiendo las manos buscándote y no encuentro nada.
Tu recuerdo perpetuo estará siempre en mi pensamiento, tatuado tu nombre en mi alma.
No sufras mi amor, tu espíritu me sostiene y así será hasta que Dios disponga el momento del reencuentro, mientras ello ocurre jamás olvides cuanto te quiere tu mamá.



https://www.youtube.com/watch?v=hvOHISBckw8


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