REMOLINOS DE AMOR

Hijo de mi alma, razón de mi existencia quiero decirte que me resisto a pensar que ha pasado un año y pocos días desde tu partida.
No quiero aceptar que se inicia otro año sin tenerte a mi lado, ignorando cuanto más deberán pasar para que se produzca el reencuentro que tanto anhelo.
Sos quien me ayuda a sobrevivir cada día, días que se extienden más de lo habitual hasta llegar a tu nueva morada.
No estás físicamente sin embargo puedo afirmar aún cuando parezca contradictorio que estás siempre porque te llevo tatuado en mi alma.
Estás presente en cada momento de mi existencia que indica que estoy viva, es una incongruencia sobrevivo por vos.
El paso del tiempo tal vez cure las heridas de quines te amaron, también puede ocurrir que el tiempo cubra con el manto del olvido las memorias de aquellos.
Este año signado por la tragedia de perderte también fue de un profundo aprendizaje.
Antes le otorgaba importancia a cualquier suceso.
Tu ausencia me enseñó que hay otras escalas de valores y adjudico interés solo a lo que trasciende más allá de la vida.
Es muy duro para una madre no poder abrazar a su hijo, llenarlo de caricias y besos.
Mis despertares son monótonos, me falta escuchar ese “hola mamá” al que me tenías acostumbrada, tengo la necesidad acuciante de tus abrazos de oso que me dejaban sin respiración.
Extraño mis pedidos que te cuidaras, tus corridas para que no llegaras tarde al lugar que fueras.
Añoro tu vos cantando, riendo por tus propias ocurrencias.
Daría mi vida por volver a verte aún cuando se me permitiera que solo fuera un instante, tiempo sagrado que aprovecharíamos para conversar a través de nuestras miradas.
Es doloroso y difícil enfrentar cada día sin tu presencia, sin tu calor.
Vida son situaciones tediosas, todos los días transcurren monótonos, ausentes del color que le otorgabas vos.
Sé que Dios te llevó a su lado para evitar el sufrimiento que padeciste durante tu enfermedad.
No me conforma percibir que estás mejor, no es una actitud egoísta sino el sentimiento de una madre desolada a la que le falta el pilar que la sostenía para seguir.
Hoy en soledad me pregunto ¿Seguir para qué?
A Dios le pido en mis oraciones como si fueras el mayor tesoro a sabiendas que también tiene que preservar la vida de miles de almas que habitan el espacio celestial.
Fuíste y serás mi remolino de amor, torbellino incansable que siempre estaba dispuesto a ayudar sin preguntar a quien ayudabas.
Muchachito solidario, amante de la naturaleza como pocos.
Un ser de luz que abría sorprendido los ojos cuando en su camino encontraba un ave que regalaba sus melodías meciéndose en las ramas de los árboles.
No descansabas hasta que descubrías de donde provenían los armoniosos gorjeos.
Tu pasión por los animales, tu enamoramiento por las tortugas, el dolor que te produjo la desaparición de una de ellas cuando murió la tuya, corriendo fuíste a pedirle a tu abuelo que plantara un jazmín para depositarla debajo de las raíces de tan bella flor.
Todos tus actos estaban plagados de amor debe ser esa la razón por la que fuiste elegido para ser un habitante más de la lejana eternidad.
Tan lejos y tan cerca de mi.
Vuelvo a repetirte mi obsesión es que el tiempo traiga el olvido.
Quizás por eso mis letras desordenadas siempre están dedicadas a vos.
No puedo abordar otros remas pese a que lo he intentado.
Muchos me piden que vuelva a escribir como antes,
Misión que no puedo cumplir `por la sencilla razón que tu ausencia abarca todos los espacios, pertenezcan al pasado reciente o al misterioso futuro.
No puedo pensar en un futuro en el que no estarás, el corazón prevalece sobre la razón.
Hijo querido, sé que en algún momento nos vamos a encontrar, no me resultará difícil encontrar tu espíritu entre los que te antecedieron en el camino hacia el Reino de los Cielos.
Tu luz será quien me guíe por el sendero correcto.
No sé cuanto tiempo más deba pasar, mientras se produce el reencuentro soñado te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=IuRkP__TwRQ