Me someto
con otras diez personas que han pasado por circunstancias tan especiales e inolvidables como las mías a ina prueba donde se nos inyectará utilizando suero a una prueba científica que nos permitirá entrar en estado onírico sin que sea la hora predeterminada para probar la reacción del cerebro durante el sueño inducido.
Previamente hemos mantenido una charla con el especialista que controlará el exámen.
Pregunto si estaremos todos los que accedimos a aquella que no.
Expresa que la observación durará solo minutos aún cuando parezca que hemos dormido profundamente.
No temo a este nuevo experimento que seguramente será en un futuro no lejano un avance para la ciencia.
La ídea fundamental es que cada uno en sueños lleve al destierro una palabra por sencilla que sea que no existirá nunca jamás en su vocabulario.
Curiosa por naturaleza inyestigo al especialista un neuro ciencias como hará para observar a diez personas que piensan diferente.
Sonriente nos explica que ingresaremos con vestimenta especial a un gabinete cada uno.
Todos son idénticos el techo de los mismos es de vidrio espejado, no veremos a nadie para no distraernos, tanto él como sus asistentes estarán un piso más arriba observando cada movimiento por imperceptible que parezca.
Los electrodos que nos colocarán el la cabeza llevarán la información directamente a computadoras de última generación donde permanecerán grabadas para siempre.
Esta primera experiencia que nos tiene como protagonistas será el principio de muchas otras, no entraña ningún peligro.
Posteriormente cuando esté el resultado de esos estudios seremos citados en forma personal a un consultorio para contar las sensaciones que tuvimos mientras dura el estudio.
Nos ayudan a vestirnos con túnicas asépticas, nuestros pies son cubiertos por botas especiales, no harán uso de las típicas cofias que se usan en los quirófanos dado que su fuente de información es nuestro cerebro.
Pasada la prueba que no puedo determinar con exactitud cuanto tiempo ha durado somos despertados por un asistente que nos ayuda a vestir nuestros atuendos originales.
Deberemos esperar no más de tres días para ser citados con el propósito de darnos el informe correspondiente.
Regreso a mi casa sin ansiedad, puedo recordar todo lo que transcurrió mientras mi cerebro era inducido a un sueño inesperado.
Mi vida transcurre con normalidad.
Suena el teléfono, me piden que a las quince horas concurra al estudio.
El especialista quiere que le cuente aún cuando posee la información en una computadora qué pasó durante el sueño.
Fui la única que sonreía lánguidamente mientras dormía.
Pese a contar con el informe preliminar quería constatarlo conversando conmigo en pleno estado de conciencia.
Le conté que apenas cerré los ojos ví tu imagen adorada, recuerdo que sostiene con tu mano tibia una de las mías para desterrar el miedo.
Solo los seres con gran percepción notaron tu presencia alada al lado de la camilla donde dormía.
Estabas ubicado en el mismo sitio que ocupé yo durante los quince días que permaneciste internado.
Les llamó la atención que mi cuerpo estuviera desplazó hacia la izquierda, igual que el tuyo cuando dormías buscabas ese lado de la cama sabiendo que allí estaba yo sosteniendo tus manos, multiplicando las caricias y los besos que pude darte para que tuvieras un descanso tranquilo intuyendo que mamá no se apartaría un segundo de tu lado.
Llegó la pregunta que suponía respondí con firmeza que de mi vocabulario había desterrado para siempre la palabra olvido.
Ante la requisitoria del neuro científico mi respuesta fue breve y contundente.
El olvido es la mortaja que le colocan a quienes han vivido derramando luz y solidaridad como vos, los terrenales que compartieron tu vida.
Los que prometieron amarte más allá de la eternidad y hoy los veo tan lejanos que comprendo que no dimensionen el amor que dijeron tener y no se muestra en las actitudes cotidianas.
Aclaré al especialista que no guardo rencores hacia nadie, toda mi vida he sido respetuosa de los tiempos te todos.
No me duele el olvido hacia mí, me consterna el que pudieran derramar hacia vos.
No soy Dios ni pretendo serlo pero quien osa dañar tu memoria lacera mis fibras más íntimas.
Vos me enseñaste no a perdonar, esa es una tarea que no me incumbe, me dejaste un legado enorme que no se puede cuantificar con palabras bonitas.
Ante episodios similares que guardo en mi memoria que no es poca siempre repetías “No es grave má, lo importante es que vos y yo estamos juntos”.
Hijo de mis entrañas no te imaginás cuánto aprendí de vos.
Pese a tu edad estabas dotado de una gran sabiduría.
Tu escala de valores asignaba a cada echo su calor.
El más era menos, el menos más.
Dos me bendijo con tu llegada, es cierto que duró demasiado poco.
Sabés que nunca aceptaré tu ausencia divina, conocés la necesidad que tengo de acariciarte y besarte como lo hacen todas las madres con sus herederos.
Por ahora ese placer lo tengo vedado.
Debo conformarme con acariciar y besar tus fotografías.
Todavía escuchar tu voz en las grabaciones que dejaste me conmociona hasta el llanto.
Las heridas no han cicatrizado son solo apariencias, debajo de la costra que forma una lastimadura sigue sangrando aquella.
Te quiero como nunca quise a nadie, te extraño pese a tenerte dentro mío.
Sos el aiire que respiro, el ángel que con sus alas me ayudíó a salir del fondo del oscuro abismo.
Te quiero hijo por eso no me canso de pedirte que unca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=5dAQ4gBLOOI
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