TORMENTA EN EL ALMA

No puedo conciliar el sueño pese a que el cansancio me vence.
He caminado sin rumbo por la playa, sentía que estaba alejada de esta realidad que no puedo aceptar pese a tu atyda para que mis esfuerzos se multipliquen.
Sabés que nunca más volveré a ser la mamá de ayer por la sencilla y tremenda razón que me haces falta y no te tengo.
La brisa se transforma en viento furioso, las blancas nubes que apenas opacaban el cielo tan azul como el mar comienzan a oscurecerse.
Los escasos turistas que estaban en la playa emprenden la retirada.
No puedo controlar los latidos de mi corazón.
Caminé demasiado no alcanzo a divisar la casa que ocupo, creo que voy en el camino correcto.
Las olas quietas ahora son agua enfierecida sin dudas Eolo es el responsable.
Pese a la agitación quiero llegar.
El mar embravecido ya no deja la corona de espuma blanca de las olas que mueren sobre el dorado de la arena.
Me habían pedido que no me alejara demasiado de la propiedad, no conozco la zona como para encontrar un refugio hasta que la tormenta aplaque su ira.
Tengo miedo el agua me cubre los tobillos, por suerte siempre camino descalza, el agua avanza sin piedad, comienzo a nadar hacia donde creo está la casa.
Nunca ví el mar tan revuelto.
Entre los caracoles que tanto te gustaban aparecen aguas vivas, pegajosas se adhieren a mis piernas.
No puedo explicar el ardor que dejan en mi piel.
Como siempre ante situaciones difíciles te pido ayuda.
El cielo se viste con zigzagueantes relámpagos no tardarán en aparecer los guitos roncos y profundos de los primeros truenos.
Realizo ejercicios de relajación intentado llegar a destino.
Algo que no puedo visualizar que es con sus brazos aprisiona uno de mis ies.
Intento hacer pié para despojarme de ese objeto extraño que ejerce cada vez más presión.
Nado en dirección a la costa donde pareciera que la marea no es tan alta.
Extenuada descubro que la corriente de agua en su furia trajo un pequeño pulpo que me acompañará durante un buen rato.
No es fácil despegar las ventosas que estos octópodos traen en sus tentáculos.
Busco tranquilizarme para poder seguir nadando.
Imploro por tu ayuda que no tarda en llegar, no puedo saber si ha sido un sortilegio pero lograste que me encuentre dentro de la propiedad.
Ninguno rehúsa preguntar de dónde vengo, respondo que tomaré un baño relajante y desisto de la cena.
Mi cuarto como toda la casa está iluminado con faroles, recién tomo conciencia que la tormenta ha cortado la energía.
Tengo frío, el que produce el terror cuando se atraviesa una situación traumática de la que se ignora como salir.
Trato de que el sueño me abrace, como todas las noches de estos últimos casi diez y seis meses de ausencia tu recuerdo me acompaña.
Imposible intentar dormir en este estado.
Me siento acunada en tus brazos.
Nunca escribo de noche tu ausencia adorada se llevó consigo el sueño profundo que necesito lograr para soñarte un instante evitando que las tormentas meteorológicas profundicen aún más las que siento en mi alma.
Solo Dios sabe cuanto necesito encontrarte en estado onírico.
A Él le he preguntado muchas veces ¿Cuánto tiempo puede soportar una mamá son darle un beso a su hijo?
¿Cuánto tiempo puede pasar esa misma madre sin abrazarlo, sin darle algo tan simple como un
beso, llenarlo de amorosas y cálidas caricias, mirarlo para seguir comprendiendo que las almas de madre e hijo viven en perfecta comunión?
¿Cuánto más durarán las tormentas en mi alma?
¿Qué hice mal?
¿Qué más tengo que hacer para poder estar al lado de mi hijo?
Físicamente no está pero vive dentro de mí.
Sabés que te quiero y ese sentimiento no pasará aún cuando el tiempo siga con su marcha tediosa.
Te quiero como jamás pensé se podría amar a un hijo.
No temas no he perdido la cordura.
Entiendo que estás bien pese a que añoro la melodía de tu voz.
No te aflijas, el peor castigo más allá del que significó tu muerte sería percibir que estás triste.
Decile a Dios que me conceda la gracia de soñarte solo unos instantes.
Te amo hijo de mis entrañas por eso siempre voy a pedirte que nunca te olvides cuanto te quie
re tu mamá.

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