GOTAS DE ROCÍO

Encontré arrojadas con descuido ramilletes de hojas cuya especie no conozco.
Al verlas tan desprotegidas decidí que lo mejor que podía hacer era llevarlas a casas-
Al tratarse de hojas, de tanaño considerable no las colocaría en un florero tradicional, sino en un cubro de transparente vidrio que alguna vez usaste como pecera que contenía un solo ejemplar de color naranja a quien bautizaste con el nombre de Narciso, solo vos sabías el por qué de ese nombre.
A continuación compramos todo lo que debe contener una pecera para que los pececitos se encuentren cómodos.
No faltaron las piedras para el fondo del cubo, algunas plantas acuáticas y las cánulas que mantendrían la temperatura de la pecera.
Compramos el alimento en la veterinaria.
Escuchabas atentamente las indicaciones sobre la cantidad de alimento que Narciso debía recibir.
Al dirigirnos a casa comentaste que te parecía poco el alimento que el pececito debía recibir.
Por primera vez allí hablamos de los excesos y sus consecuencias.
Narciso conocía tu voz y se acercaba nadando al uno de los laterales del cubo.
Según ti opinión el pececito reaccionaba así pues tenía hambr.
Varias veces te recordé la palabra del veterinario.
Aceptabas a medias, los consejos.
Poco duraría la alegría, por exceso de alimento el pececito partió.
Conmovido lo pusiste en una bolsita y le pediste a tu abuelo que lo sepultara debajo de alguna flor.
Ese fue uno de los primeros contactos que tuviste con la muerte y puedo aseverar que conmoviste con tu amor a todos los que te rodeábamos.
Así comenzó tu amor por la naturaleza y los seres vivos de cualquier especie.
Hoy al encontrar tirado el ramillete de hojas recordé la historia de Narciso.
Me pareció interesante recrearla para que el recuerdo también llegue a tu hábitat y te arranque la más bella de tus sonrisas.
Corté el hilo que mantenía unidas las hojas.
Flotando en el cubo se verían mejor.
No se trata de hojas comunes.
Además de ser bonitas tienen una particularidad.
El exceso de humedad, deposita en su superficie, pequeñas esferas transparentes.
Parecieran estar vestidas del rocío del amanecer.
Algo imposible pues están en el interior de mi refugio.
Si acudiera a mis musas ellas dirían que son pequeñas lágrimas como las que a diario te ofrendo a vos.
Te he prometido no llorarte cada mañana.
No creas que no hago esfuerzos para dar cumplimiento a la palabra empeñada.
Es muy difícil. Te evoco en forma constante y algunos recuerdos llenan mis ojos de lágrimas.
¡Qué poco viviste hijo mío!
Tenías demasiados proyectos para cumplir.
Muchos sueños quedaron truncos en el instante en que comenzaste a transitar el camino hacia otros planos.
Eras un visionario pese a tu juventud,
Muchas cosas que dijiste al pasar hoy se están convirtiendo en realidad.
Mi vida te extraño tanto como te amo.
Te puedo asegurar que la espera pesa más cuando no se conoce el tiempo que demandará.
Ciertas esperas llevan al hartazgo,
Nadie ontempla las necesidades de esta madre que quiere ver un instante a su hijo,
No quiero que te preocupes, esperaré el tiempo que sea para cumplir mi objetivo que es volverte a ver.
Mientras espero solo te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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