NUESTRO MAR

Hemos sido grandes caminantes.
Nos apasionaba dar nuestros pasos por la orilla del mar.
Justo donde mueren las olas dejando su corona de espuma blanca en la arena.
Un acto sencillo que nos llenaba de felicidad.
Las gaviotas revoloteaban a nuestro paso a una altura considerable.
Bailaban para regalarnos su danza alada.
El viento comenzaba a soplar con un poco más de vigor, ello aumentaba el tamaño de las olas.
Las gaviotas migraban lejos de la playa.
Solos los dos para caminar por una playa sin fin.
A veces nos sentábamos sobre los acantilados para mirar el océano desde otro lugar.
Te rogaba que tuvieras cuidado, ya que aquellos tienen una considerable altura.
Con la más linda de las sonrisas respondías “Despreocupate má”.
El destino me dejó sola.
Mi vida carece de sentido.
Nada llama mi atención.
Suelo caminar por esa orilla de la playa que tanto disfrutamos como si fuera una autómata.
Las gaviotas revolotean por sobre mi cabeza.
Te buscan a vos.
Me acompañan un largo trecho, cuando notan que no estás escondido vuelven a dirigirse para seguir a las embarcaciones.
Busco tu imagen amada en cualquier sitio.
A veces, según como se proyecta mi sombra cando camino.
Creo ver en la arena la silueta de los dos.
Es muy doloroso vivir sin un hijo, tan luminoso como vos.
Un ser demasiado especial para estar en el espacio terrenal.
Tengo la certeza que nuestro reencuentro tendrá la misma magia que estas conexiones que establezco con vos.
Según mi intuición cada día falta menos para que ocurra ese evento.
Mientras espero solo te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=kvI-8mfSF1E