Saturday, May 26, 2018
BRU,AS EN EL PAISAJE OTOLAÑ
Otoño que trae consigo, un cumuloo de tristezas.
Los días más cortos postergan la aparición del sol.
Sumada a la humedad que caracteriza a Buenos Aires, brumas o neblinas ofrecen un paisaje fantasmagórico.
Mientras camino sin rumbo definido, observo la bruma baja entre los árboles.
Sin temor a las críticas, tan habituales en una sociedad qie no cesa en aumentar cada día un poco más su soberbia, prefiero pensar en la madre de los cuatro vientos.
La mítica Eos que eligió para vivir el resto de su existencia el cielo.
Creía estar más cerca del hijo perdido.
Ninguno de los vientos podía reemplazar en el corazón de la madre a quien no estaba.
Optó por el ocaso para poder llorar sin que nadie le propusiera que n9oo lo hiciera más.
Una mujer inteligente como ella sabe que esas palabras en lugar de sanar dañan.
Es probable que sea sin intención dolosa,.
No lo sé.
Para no recibir tantas críticas de las otras deidades del Olimpo, buscó la firma de convertir sus lágrimas en transparentes esferas con el propósito de vestir los pétalos de las flores con delicadas gotas de rocío.
Dafne su hermana le anunciaba la hora del amanecer, sin decir palabra sobre el llanto de esa fina mujer.
Se despedían con un abrazo con la promesa de reencontrarse al día siguiente para continuar con el rito.
Deseaba paz para su hermana y rogaba a los dioses del Olimpo que las mediciones que le hacían llegan se transforman en paz para una mujer torturada por el dolor que significa la tragedia de la muerte de un hijo.
No creo en las casualidades sino en las causalidades.
Cuando comenzó mi pasión por la mitología griega, esas dos diosas me cautivaron.
Eos por la lamentable muerte de su hijo.
Dafne porque su fecha de nacimiento coincide con la tuya y era el nombre predilecto para inscribirte en el caso de haber nacido niña.
Un nombre que a todos le parecía espantoso.
Cuando me preguntaban por qué había optado por ése muy respuesta era breve y sencilla me gusta”.
La ciudad me regala existencia.
Jamás pensé recibir un niño tan especial, luminoso, adorable.
Solidario como pocos.
Siento un dolor muy profundo cuando recuerdo las veces que te ofendieron por causas materiales.
Escuchaba tu llanto y en el momento que preguntabas “Ma, que puedo hacer” siempre te respondía que ignoraras al agresor.
Tu bondad hizo que mo te importara la ofensa.
Para vos era fácil dar vuelta la página y conceder otras oportunidades.
Es la reacción típica de los humanos generosos que perdonan a ciertos terrenales.
Regreso a mi caminata.
El cielo diáfano, sin viento, no generó incentivar a los pájaros para que salieran de sus nidos a regalar sus trinos melodiosos.
Los etrañé de la misma manera que te extraño a vos.
Todo lo que dijiste antes de partir se va cumpliendo inexorablemente.
Sin dudas podías percibir las reacciones de los otros cuando vos estuvieras acompañándome desde otro plano.
Hoy veo a cada árbol desvestirse.
En cada rama desposeída percibo mensajes.
No hace al monje el hábito que lleve.
Mi tesoro, tengo que recorrer el camino, no digo en soledad, pues estás aquí.
Quiero bajar los brazos.
No para entregarme fácilmente sino con el objetivo de reunirme con vos.
Lo demás carece de importancia-
Duele la soledad.
Los días se parecen entre sí.
Detesto la monotonía.
A veces me gustaría tener un borrador gigante para eliminar el destrato inmerecido,
La violencia verbal o física.
Poco me importa.
Dios está arriba para juzgar.
No es de mi competencia hacerlo.
Solo espero que la vara que utiliza para medir sea justa.
Sabés a qué hago referencia.
Tesoro de mi vida, sé que estás para sostenerme.
Me gustaría que me levaras a tu lado.
Entiendo que mis peticiones son exageradas.
Te pido una pequeñita. Nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=s5MqAvKQwoQ
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