ROSTRIO OCULTO

Camino sin rumbo.
Siempre que quiero encontrarte junto a mis pensamientos, lo hago.
La mente del pensador es como la del guerrero, nunca descansa.
Se mantiene en permanente estado de alerta con el único objetivo de evitar a los invasores que en ocasiones solo viven en su mente.
No soy uno de ellos.
Mi propósito es evitar que veas mi rostro cubierto de lágrimas.
Imposible detenerlas cuando quisiera que en lugar de lágrimas solo hubiese un vergel de flores convocando a tu risa clara.
No creas que no realizo esfuerzos para que cesen su derrotero.
Los mismos no alcanzan para reprimir aquellas que nacen en el fondo del alma.
Una mamá piensa en su hijo desde que lo lleva en sus entrañas.
Conversa con ese ser diminuto contándole la dicha que tendrá cuando abra los ojos a la vida.
Ni en los sueños más oscuros, cuando las tinieblas azotan sin piedad, la felicidad concebida, esa madre puede pensar en su retoño con los ojos cerrados por la muerte.
No existe adjetivo que pueda calificar semejante atrocidad.
Desde la más tierna infancia recibió educación y calores que no olvidará mientras transite por suelo terreno.
¿Qué es esa locura trastocada de tener que despedir un hijo que ha muerto?
¿Acaso no son ellos quienes deben saludar en el final a sus mayores?
¿Es una burla dramática del peor destino?
No te preocupes mi cielo, en estos meses de ausencia me has dado energía para que siga viva aún cuando no quiera hacerlo.
Respiro por vos, como en los versos de Almafuerta “ Su me caigo, cien veces me levanto”
¿Hasta cuando este juego. perverso?
Es triste no tener vida propia.
Saber y entender que si despierto cada día es gracias a vos.
Por ahora no es tiempo de compartir mis lágrimas, ni mi rostro que denota la peor de las tristezas.
En este momento de esta existencia tan extraña, prefiero acudir al ardid de utilizar un sombrero que oculte mi cara a los ojos de terceros.
Terceros que muchas veces juzgan sobre el tiempo de los otros respecto a los sentimientos.
Sabés que pr ser como fuimos, vivir como vivimos disfrutando cada minuto de la vida como si fuera el último, no es para compartir con nadie.
El dolor es nuestro por esta separación arbitraria.
Mis lágrimas son de mi exclusiva propiedad, pues conozco que las mismas te lastiman.
Ayer me preguntaron si n me avurrñia la soledad de no tenerte.
Como es mi costumbre respondí que no sin dar mayores explicaciones.
Nadie tiene la obligación de saber que no estoy sola, pues no solo te tengo, suno que siento tu presencia, siempre.
Tesoro, sabés cuanto te amo, por ello no dudo en pedirte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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