Pocos sucesos en la vida hacen que el alma desencadene lágrimas.
Comienzo por nombrar los menores entre los que no puedo evitar la mentira que corroe subestimándonos.
El desamor hacia los más vulnerables también es productor de lágrimas de impotencia.
No todo es malo y cruel.
Como cada uno de nosotros, el alma puede llorar de emoción.
Se da cuando los sentimientos son transparentes, lugar en el que no se aceptan las lisonjas.
Solo las lágrimas no se detienen nunca, es cuando una mamá pierde a su hijo.
Dolor difícil de dimensionar que se renueva día a día.
Cada instante de nuestras vidas pensamos en el ser de luz que tuvimos físicamente a nuestro lado.
Temporalmente el destino sin preguntar nada, te arrebató, la vida.
No pude, pese a sus esfuerzos enfermizos quitarte de mi ser.
Allí permanecerás hasta el último hálito que me ate a esta vida que no tiene sentido pues le falta el motor que le daba entre muchas otras cosas, la felicidad de haber traído a la vida u ser pletórico de luz, solidario como pocos.
Con valores que mantuvo hasta el final, llorabas en silencio la ofensa sin delatar a los que proferían heridas, que solo vos conocías.
Espejo luminoso en el que muchos deberían mirarse.
Tuve la gracia de sentir emoción cuando perdonabas a quienes te ofendían de manera vil.
Callabas ante el destrato.
Nunca pude saber quienes fueron los autores.
Solo puedo decir que Dios está arriba, mira, juzga y a cada quien le otorga aquello que le corresponde.
Tesoro de mi vida, no te preocupes por mi llanto.
Debo lavar mi alma con lágrimas pues es tu lugar de estadía y es absolutamente necesario mantenerlo impoluto para tu bienestar mientras aguardás mi llegada.
Quiero que estés bien.
Mientras transcurre esta tediosa espera vuelvo a reiterar mi pedido, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=O8HsSx0EtTI
Nota de la autora: Mi hijo no es una obsesión para quien escribe.
Solo es un humano como debe ser.
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