VUELO HACIA VOS

Alineados pájaros plateados esperan en la pista a los distintos pasajeros de vuelos nacionales e internacionales.
Por el altavoz anuncian que mi vuelo está a minutos de salir.
Es un viaje especial con destino para soñar.
Esa aeronave de acero más oscuro, me llevará a las puertas del cielo donde tendré la oportunidad no solo de verte sino de darte un abrazo y un beso como haría cualquier mamá que hace tiempo no ve a su hijo.
No es un vuelo común el pasaje está compuesto solo por mujeres.
Tampoco está completo.
El pilito nos da la bienvenida esperando que el viaje de nuestros sueños sea placentero.
Las azafatas piden utilicemos los cinturones de seguridad.
Una de ellas se fija que todo esté normal.
Desde que comenzamos a ascender, te pienso.
¿Tu camino al Paraíso Celestial habrá sido placentero?
¿En algún momento tuviste miedo a la soledad?
¿Sentiste tristeza ante un mundo desconocido parra vos?
Esas dudas me inquietan.
Nuestros viajes siempre los hicimos juntos.
No puedo aceptar ni lo haré mientras tenga un halito de vida que tuviste que enfrentar el ascenso hacia otras dimensiones sin que pudiera guiarte pues tampoco sé cómo es.
Luego de dejar sueltos los cinturones de seguridad, mi compañera de asiento pregunta ¿Querés hablar?
Asiento con la mueca de una sonrisa.
Hace tiempo que no escucho mi propia risa.
No tengo motivos para reír cuando sé que estás tan lejos de mí alcance, pese a que te llevo en todo mi ser.
La mujer comienza a contarme su historia, semejante a la mía y a las de las otras mujeres que componen el pasaje.
Todas hemos perdido un hijo.
Algunas tienen otros, la mayoría, solo fue bendecida con la llegada del hijo que se fue.
Historias tristes, conmovedoras.
Historias que desgarran el alma herida.
Todas tenemos la misma ilusión,
Ver a nuestros hijos una vez más.
Queremos solo un instante para abrazarlos.
El dolor nos iguala a todas.
Hijo de mi alma emprendí este viaje con un solo propósito.
Espero cumplirlo aún cuando sepa que no es una tarea fácil.
Recuerdo que al poco tiempo de tu partida, llegué a las puertas del cielo, las que se cerraron herméticamente, para que ningún humano pudiera atravesarlas antes que llegara su momento.
No quiero entristecer al resto del pasaje.
Todas cargamos la mochila más pesada.
La mochila de la ausencia.
Les comento que falta poco para llegar y sus hijos como vos no querrían ver llanto en el rostro de sus madres.
Cuento que una vez pude acercarme bastante, el resto lo guardo para mí.
Desde entonces realizo todos los intentos. Aún los más descabellados para ver tu imagen.
¿Sabrá Dios que la vida terrenal carece de sentido cuando un hijo se va?
Estimo que sí.
A diario le recuerdo que en suelo terrenal no debo cumplir ninguna misión.
Es espantoso esperar sin saber muy bien cuando llegará el objeto de la espera.
Sé que no tengo demasiadas alternativas.
La espera cansa, agobia, profundiza el dolor.
Por suerte sos quien me sostiene para seguir de pie.
Tesoro te amo siempre un poco más por ello te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=xQvsnOFSpXk