ILUSIÓN ÓPTICA

En un lugar especial de mi refugio, guardo todos los regalos que me hiciste.
De esa forma los tengo a mano cuando deseo recordar cada uno de esos momentos maravillosos en especial.
Habrás visto que tengo allí un frasco de perfume vacío dentro de su caja.
No puedo tirarlo.
Mientras viva, cada uno de los obsequios, estarán acompañándome hasta el final.
Recordarás que decías ¿Sabés que te voy a regalar para tu cumpleaños?
Mi respuesta era siempre la misma, no quiero saberlo deja de ser sorpresa.
Al consabido tenés razón, agregabas, compré algo que te va a gustar.
A los pocos segundos develabas el misterio.
No podía retarte pues la ansiedad la heredaste de quien te dio la vida y con gran sabiduría en un momento especial dijiste “Vos me diste la vida, hoy te la devolví”
Es cierto.
Si no hubieras llegado a tiempo, no estaría aquí.
Un ángel que siempre sabía qué objeto me gustaba.
Uno de tus agasajos fue una planta.
Parecía débil, a lo largo del tiempo demostró ser vigorosa al punto de soportar un cambio total de clima.
Decidisste en aquel entonces colocarla en el dintel de la ventana.
Los rayos de sol le otorgarían fuerza y los destellos de la luna agregarían a la belleza, lozanía.
Tus regalos me sorprendían, dado que llegaban en cualquier fecha.
No era necesario que fuera un cumpleaños o el día de las mamás.
Evoco tu alegría al entregarlos y por más que lo desee, no puedo detener las lágrimas que nacen en el alma.
Sos el mejor hijo.
Te cuento que la planta sigue en otro dintel de una ventana.
Ha crecido, fuerte, sana.
En las noches de luna llena, cuando todo se tiñe de plateado la planta parece sostener a Selene.
Una ilusión óptica que logra te sienta más cerca, si eso es posible.
Sabés que vivís dentro de mi ser.
Sos el dueño de mis pensamientos.
El ser que me sostiene con el propósito de no verme vencida.
Creí como toda mamá que mi hijo hermoso, con el tiempo sería el encargado de cumplir la voluntad de su madre.
El destino mostró la peor de sus facetas, llevándote de manera tan injusta como prematura.
A ese destino puedo decirle que su misión no fue completa.
Te llevó físicamente.
Nunca, jamás podrá lograr que asuma que no estás en esta vida.
Como castigo a mi rebeldía innata, me retiene aquí, ignorando por qué lo hace.
Lo suyo no fue un triunfo solo puedo calificarla de jugada siniestra.
No puede retenerme aquí eternamente ni tampoco cambiar mi pensamiento.
Mi tesoro, te extraño mucho.
Sabés que te amo y como casi a diario te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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