Tuesday, June 26, 2018
VRONOS, MI ROERUEA
Lo conocí en unos de mis viajes en la máquina del tiempo.
Quería viajar a la antigua Grecia para conocer a pensadores, poetas y sabios.
El primero en aparecer fue Sófocles, un hombre amante de las letras y las artes en general.
Su eximia cultura lo llevó a ser designado gobernador de Atenas siendo un adolescente de diez y seis años.
Ese cargo lo abandonó, pues la política le interesaba, solo para estudiar la reacción de las personas.
El destino había signado para él, ser un destacado hombre de letras.
Como a todos, le conté de mi tristeza por haber perdido temporalmente a mi mejor obra.
Mi hijo adorado.
Conmovido me llevó a conocer a Cronos.
Deidad del tiempo.
Su rostro de anciano sabio me llenó de confianza.
Por fin podría conversar con el dueño de nuestras vidas, contarle cuanto te extraño.
No entramos a su templo sino a una lujosa antesala del mismo.
Era la imagen del tiempo que deseaba ver.
Alguien con experiencia en quien poder confiar.
En ningún momento mostró hostilidad.
Tampoco realizó mención a su fama ni poder enorme.
Bajo su potestad estamos todos los terrenales.
Es quien nos dice cuando aparecemos y en que momento debemos partir.
Sentí confort en el momento que expresó que pronto nos reuniríamos para celebrar cada instante que pasáramos juntos.
Repetiríamos las vivencias del pasado no tan lejano, asidos de la mano.
Regresé a mi refugio, con la esperanza renovada.
Cronos había comprendido que mi mayor anhelo es verte para darte un beso, cada mañana al despertarte.
Soñaba con ese momento sagrado.
Han pasado casi treinta y cuatro meses desde que no te tengo a mi lado.
Al dolor se suma la sensación de fraude.
La promesa incumplida.
¿Sabrán quienes prometen. El daño que causan, cuando aquellas son palabras de fórmula?
¿Tendrán en cuenta que la credibilidad se esfuma entre las brumas más densas?
Chiquito de mi corazón, hoy puedo afirmar que Cronos se ha burlado de mí.
Extiende de manera tortuosa una espera innecesaria.
Sabe que así como el sediento necesita agua para saciar su sed, en mi caso te necesito más que nunca.
Pesa la soledad no buscada.
En ocasiones necesitamos de ella para reflexionar.
Cuando esta sensación es continua, va tallando el corazón hasta hacerlo desangrar.
Te traje a la vida para que vivieras.
Los hijos no deben morir.
Ustedes deben despedir a sus mayores.
Es una ley natural.
Despedir a un hijo es lo más horrendo que le puede ocurrir a una madre.
Un ser luminoso con el que teníamos una empatía, difícil de describir con palabras.
Nuestras mentes son como hermanos siameses.
¿Cómo decirte que te amo profundamente con palabras nuevas?
No existen. Solo vos conocés la intensidad de mi amor hacia vos.
Debo seguir esperando por imposición o capricho de Cromos, mientras tanto te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=CF1F8S7VOAg
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