No dudé un instante, escuchando su música decidí viajar a Hawái.
Los trámites en el aeropuerto hacían nacer el enojo de los ocasionales turistas.
Majestuosa un ave de acero me llevaría a cumplir un sueño.
En pocas horas se concretaría.
Me recibieron con un collar de flores, el perfume embriagaba.
Lejano, Iz con su pequeña guitarra despertaba a los pájaros, momento para que desplegaran sus alas multicolores y se posaran sobre los pétalos aún vestidos de rocío nocturno.
Corrí a su encuentro la magia de los acordes agregaba más belleza a la belleza.
Nos entendimos con la mirada.
Una tenue llovizna otorgaba ternura a un momento inolvidable.
Inquieta la brisa encrespaba las olas, crestas blancas morían en la playa, la espuma borraba el nombre de dos enamorados que intentaban perpetuarse en la arena dorada.
Poderoso el sol quería mostrar su vestido de oro.
Las gotitas de agua ayudaron al nacimiento de un arco iris, el cielo pintado de colores evocaba los sueños.
Juntos recorrimos ese sitio encantado, en cada hueco encontrábamos florecer la naturaleza.
Tuvimos tiempo de surcar las cristalinas aguas del océano, en una embarcación típica de la zona.
Me contó de su pasión por la música, muchas películas eligieron su arte para las bandas sonoras de los film de más éxito.
La fama no logró cambiarlo, seguía siendo el mismo personaje que a todos encantaba con las melodías.
Una tarde el partió, no lo hizo solo, lo acompañaba su fiel guitarra.
Un coro de ángeles extendió sus alas para recibirlo.
Han pasado diez años
Casi todo está como antes.
Falta la sonrisa de Iz que iluminaba cada día.
La neblina se apoderó de la cúspide de los cerros, puedo sentirlo muy cerca de mío.
Hoy quise compartir contigo la magia de su música.
http://www.youtube.com/watch?v=0ltAGuuru7Q
Los trámites en el aeropuerto hacían nacer el enojo de los ocasionales turistas.
Majestuosa un ave de acero me llevaría a cumplir un sueño.
En pocas horas se concretaría.
Me recibieron con un collar de flores, el perfume embriagaba.
Lejano, Iz con su pequeña guitarra despertaba a los pájaros, momento para que desplegaran sus alas multicolores y se posaran sobre los pétalos aún vestidos de rocío nocturno.
Corrí a su encuentro la magia de los acordes agregaba más belleza a la belleza.
Nos entendimos con la mirada.
Una tenue llovizna otorgaba ternura a un momento inolvidable.
Inquieta la brisa encrespaba las olas, crestas blancas morían en la playa, la espuma borraba el nombre de dos enamorados que intentaban perpetuarse en la arena dorada.
Poderoso el sol quería mostrar su vestido de oro.
Las gotitas de agua ayudaron al nacimiento de un arco iris, el cielo pintado de colores evocaba los sueños.
Juntos recorrimos ese sitio encantado, en cada hueco encontrábamos florecer la naturaleza.
Tuvimos tiempo de surcar las cristalinas aguas del océano, en una embarcación típica de la zona.
Me contó de su pasión por la música, muchas películas eligieron su arte para las bandas sonoras de los film de más éxito.
La fama no logró cambiarlo, seguía siendo el mismo personaje que a todos encantaba con las melodías.
Una tarde el partió, no lo hizo solo, lo acompañaba su fiel guitarra.
Un coro de ángeles extendió sus alas para recibirlo.
Han pasado diez años
Casi todo está como antes.
Falta la sonrisa de Iz que iluminaba cada día.
La neblina se apoderó de la cúspide de los cerros, puedo sentirlo muy cerca de mío.
Hoy quise compartir contigo la magia de su música.
http://www.youtube.com/watch?v=0ltAGuuru7Q
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