AYER LEJANO Y SOLITARIO

Mi vida ayer tu ausencia fue más notoria que sierre`.
Es el segundo año que los designios a veces trágicos del destino te alejaron de mi lado,
Quise evitarlo para que no te sintieras mal, mis lágrimas se tornaron en espinas cristalinas atravesando el alma.
Los recuerdos se arremolinan en mi mente como si hubieran ocurrido un instante atrás.
El tiempo inexorable no detiene tu lánguida marcha.
Desde tu partida todos los segundos de aquel son siempre idénticos.
Impiadoso desea que cubra con un manto de olvido tu sufrimiento, es imposible, mis pensamientos lo recrean de manera constante,
Son latigazos de dolor intenso que logran que todos los paisajes de la vida estén impregnados de ese estigma que vivimos.
No puedo observar la belleza del alba anunciado el inicio de un nuevo día.
Ayer me fascinaban los colores del crepúsculo que anteceden a la aparición de la luna, hoy toda esa belleza natural que pueden admirar los otros no me produce ninguna sensación.
Muchas veces me encuentro caminando sin rumbo pese a que transito los mismos caminos que recorríamos juntos.
El bosque era uno de nuestros lugares favoritos, allí los duendes ejecutaban melodías acompañando el suave trino de los pájaros.
Hoy no los escucho,
Me acerco al río su cauce rumoroso despertando a las piedras a mutado a un espejo de agua quieta.
Ayer buscábamos formas en las nubes viajeras, hoy el cielo plomizo está cubierto por una capa de aquellas, permanecen inmóviles trayendo temores inquietantes por lo desconocidos.
Con ansias espero las noches despejadas, te busco en el titilar de las estrellas, en ocasiones las ilusiones ópticas me llevan a reconocerte en alguna de ellas.
Reconforta el alma percibir que estás buen, que el padecimiento no te hace su prisionero impidiendo que seas objetos de prácticas tortuosas cuando se acercaba el final de ty vida física,
Nadie puede impedir que la sienta junto a la mía.
Quisiera ofrecerte letras de luto blanco, no las encuentro, son escasos los momentos de paz que tienen mis pensamientos.
Perdí al hijo y al mejor ser humano que jamás haya conocido.
No exagero si escribo que fui muriendo de a poco mientras vos te ibas.
Dudo que el tiempo pueda restañar las heridas son demasiado profundas como para esperar que comiencen a cicatrizar.
En la tierra no existen remedios para curar los dolores del alma.
Cuando me siento vencida acudo a tus fotos para mirarte, con la utopía que algún día esas fotos inertes puedan devolverme una sonrisa o la calidez de tu mirada profunda.
Conocés cual es mi único sueño, no puedo adelantar las manecillas que conforman el reloj del tiempo.
Tengo en claro que deberé esperar mi momento, mientras ello ocurre una vez más te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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