Nos encontramos en un atardecer diferente, la bruma se adueñó de este lugar encantado, la espesura de este fenómeno meteorológico nos impiden observar con nitidez la suavidad de los colores violetas y magentas que trae el crepúsculo.
El cielo tiene un color extraño, no está plomizo como cuando se avecina una tormenta, los últimos rayos de sol le otorgan un color indefinido, extraño para esta época del año.
Le pregunto cómo pasó estos días en que casi no estuvo visible a mi vista.
Sus ojos se iluminan cuando relata los momentos de paz que vivió a raíz de una visita que quiere con todo su corazón.
Mientras nos alejamos de la playa como dos niñas decidimos subir por un sitio donde los médanos están sujetos por distintas especies de plantas cuidando de ni posarla.
De pronto el cielo es surcado por una escuadra perfecta de pájaros negros, ninguna de las dos conocemos esa especie tan particular.
La percibo tensa, la paz que tenía su rostro muestra un rictus que podría describir como una mezcal de miedo y tristeza.
Es una mujer impredecible nota mi cara preocupada, me tranquiliza contándome que ese vuelo de pájaros negros se parece mucho a algunos que se posaban en el ventanal de la habitación donde estaba su hijo a qyuen recuerda en forma permanente,
Me gusta escucharla, tiene una manera especial para expresarse, pude ver en otras ocasiones que aún cuando utiliza delicados sarcasmos nunca eleva la voz.
Me confiesa que le gustaría ser parte de esa bandada de pájaros negros que han dibujado el firmamento.
No necesito que explique por qué desea ser un pájaro, las aves tienen la posibilidad de volar alto, tanto que parece que en su vuelo tocaran el cielo.
Quisiera tener la potestad de cumplirle ese sueño, dotarla de alas imaginarias para que pudiera acercarse aún más a su hijo.
Quiero que sea ella quien restablezca el diálogo después de la ensoñación de verse junto a su muchacho para darle todos los besos, caricias y mimos qque tiene guardados en su corazón desde hace casi catorce meses.
Sé que la segunda quincena de cada mes desde la partida de su muchachito se dedica a evocar los momentos transcurridos mientras estuvieron internados esperando el final absurdo que ambos conocían y los dos callaban para no herir al otro.
Pocas veces en mi carrera de humanismo vi lazos filiales tan fuertes, lazos que ni la mística de la muerte podrá desatar.
Estamos llegando a destino, evito hablar del día de la madre que se celebra mañana, no quiero dañarla en sus fueros más íntimos.
Aprendí a respetar sus silencios, los momentos en los que necesita estar sola para recordar al ser al que dio vida con la ilusión que ese ser humano que no es lo mismo que terrenal peinara canas en sus cabellos.
Los designios de la vida están cargados de misterios difíciles de descifrar.
No quisiera dejarla sola con su dolor inmenso, sin embargo sé que mañana para ella será un día tortuoso.
Hemos llegado, la despido con un fuerte abrazo para darle un poco de mi fortaleza, de ninguna manera quiero suplir sus afectos, negar las ausencias, repetirle la remanida frase que el tiempo todo lo cura pues como ella también tengo mis dudas al respecto.
Busco las llaves en mi mochila, antes de ingresar a mi casa realizo un pedido que está dirigido a vos muchachito amado, nunca te olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=gsysN_J8Wsg
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