Saturday, October 08, 2016

LA IMAGEN DE LA SOLEDAD




Después de mucho tiempo logré que aceptara cenar en mi casa.
Como buena anfitriona le serví una copa para romper ese halo de misterio y tristeza que es su eterna compañía.
Le mostré cada rincón de la vivienda que habito luego pasamos al jardín de invierno allí había dispuesto la mesa para agasajarla.
Pese a ser una mujer de pocas palabras percibí que tenía deseos de conversar.
Desde el ventanal observamos la fina llovizna que vestía cual gotas de rocío las flores del parque.
Le gustó la disposición de cada especie, esbozó la mueca de una sonrisa al divisar un pájaro perdido buscando un refugio.
Los leños encendidos crepitaban en el hogar, el ambiente estaba cálido sin llegar a ser sofocante.
Durante la cena hablamos de diferentes temas, se interesó por la carrera que sigo, ambas coincidimos que debería haber en el mundo terreno más humanistas para que todo fuera más ameno, sin el vértigo que vivimos a diario y nos impide pensar en el otro como persona.
Finalizada la cena le pregunté si quería pasar al salón para beber un café, me dijo que estaba cómoda y que prefería seguir en el mismo sitio.
Observé como permanentemente miraba el cielo que se había despejado como si una mano imaginaria corriera el manto de nubes que cubría el fulgor de las estrellas.
Sin que le preguntara dijo siempre observo el firmamento con la esperanza intacta de ver aún cuando fuera por un instante la imagen de mi hijo.
Su mirada estaba velada por el cristal que antecede al llanto.
Una lágrima furtiva comenzó a rodar por su rostro, en un segundo se recompuso, pese a parecer una mujer frágil tiene una voluntad férrea, pudo reprimir el llanto y ahogarlo en su garganta.
Me habló del amor inconmensurable hacia ese ser que era y sigue siendo el eje de su vida, la razón de su existencia.
Indudablemente un ser de luz.
Me contó de sus sensaciones, la escuchaba con atención.
Su rostro era la imagen de un dolor profundo ante lo inevitable.
En otras ocasiones me había relatado pequeños fragmentos de lavida compartida con su muchachito.
Esta vez fue más allá de la tristeza, relató con detalles la corta vida de ese chico que trajo a la vida para que fuera él quien la despidiera a ella.
Entendí que los laberintos del destino en muchas ocasiones cambia el derrotero de la vida.
Los recuerdos iluminan su mirada, una mirada difícil de describir, solo puedo decir que conmueve hasta las fibras más íntimas de cualquier terrenal.
Conocía parte de la historia que compartieron, no sabía de la complicidad nacida entre dos seres que se aman como solo puede ocurrir entre un sentimiento profundo de una madre hacia su hijo.
Esta vez sonrió al comentar las travesuras de ese chico amante del arte en cualquiera de sus manifestaciones, de su amor por la música al punto de concurrir a un profesor de canto pues su ilusión entre tantas otras era cantar, no para convertirse en un intérprete reconocido sino para agradar a quienes lo conocían.
Es evidente que ese ser de luz buscaba la perfección por el solo hecho de hacer las cosas bien.
Su amor por la naturaleza y todos los seres animados o faltos de ello que convivieran en aquella.
Se quebró en un llanto tranquilo al evocar los últimos días de vida de su chico.
Desdramatizaba cualquier episodio para decir “ no es grave ma”.
Entiendo por qué lo extraña de manera casi desmesurada, me ocurriría igual si algún día tuviera un hijo con las características del suyo.
Aborda con simplicidad pocas veces encontrada temas personales,
No es necesario que m explique su soledad, esa tristeza enorme que la embarga, solo basta mirarla.
Pese a la adversidad más terrible que debe significar la pérdida de un hijo, ella trata de emerger de un abismo profundo en el que se encuentra sumida, desde la muerte temprana de su muchacho.
No deseos interrumpirla, sé que está sola y este es el momento apropiado para escucharla.
En el futuro tendremos tiempo de intercambiar opiniones sobre temas más triviales.
Es necesario que desahogue esa tensión que la mantiene como prisionera del dolor.
Sé de su pasión por la política no como se entiende la mayoría de las veces, a ella le interesa desde el punto de la reacción de las personas.
Me dice que jamás hubiera sido militante de ningún partido político solo le interesa la reacción del otro desde el punto de vista filosófico.
No quiero presionarla, sé que aún tiene mucho por decir, no es tiempo, ahora es tiempo para evocar los recuerdos compartidos con el ser que más amó en su vida.
No deseo agobiarla con preguntas impertinentes por la sencilla razón que deseo conservar este acercamiento que en el futuro se convierta en amistad.
Es tarde, la acompaño hasta su casa.
Agradece la velada que pasamos juntas, nos despedimos con un abrazo, sé que ella necesita muchos que la reconforten, que la ayuden a seguir pese a la ausencia de su hijo.
Regreso a mi casa con un sabor agridulce, conocí un poco más de la historia de una madre que no se resigna a la pérdida de su hijo,
Sé que habrá otros encuentros, comprendo su necesidad de reencontrarse cunado Dios disponga con él.
Por haber compartido una noche distinta me atrevo a pedirte a vos muchachito que solo conozco por fotos que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.


https://www.youtube.com/watch?v=n3McD-676Jw



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