El otoño se caracteriza por llamar al viento, lentamente va desnudando ramas de los árboles formando doradas y crujientes alfombras doradas cubriendo el suelo.
Es bello el sonido de pisar ese suelo que tomó los destellos del sol sintiendo bajo nuestras pisadas el crujir de las hojas muertas que tardarán un año en aparecer nuevamente para obsequiarnos belleza en todo su esplendor.
Pese a que el almanaque indique que todo el paisaje será así durante estos meses, aún quedan lugares donde las flores resisten el cambio climático.
Recorro fotos que tengo guardadas en un álbum de lugares a los que jamás volveré por haberlos visitado con vos en esta época de un pasado reciente.
Hoy se cumplen veinte meses de tu partida física a un lugar celestial donde los padecimientos no existen.
Imagino que en el paraíso celestial las mismas imágenes que tanto nos fascinaban se replican con colores y fragancias más suaves para que vos y los ángeles que te cuidan y antecedieron en el camino reaviven esos recuerdos que yacen en el alma.
Quiero que sepas que no estoy de acuerdo con ciertos pasajes de la mitología griega que de nominan inframundo al lugar donde moran las almas.
Me cuesta comprender por qué se nombraba de manera tan despectiva a nuestra morada final.
Morada que el destino dispuso fuera la tuya creyendo que me dejaba en total y doloroso desamparo.
Prefiero adherir al pensamiento del gran poeta griego Sófocles o más cercano en el tiempo al dueño de las musas Dante quien le contaba a su amada Beatriz que había que atravesar los nueve cielos que describió con su pluma elegida por los cultores de la buena lectura como un lugar donde se había coronada como reina la paz y el silencio de la eternidad.
Mi sueño es caminar esos cielos para por fin encontrarte y poder darte tan solo un beso como antes lo hacía hasta que nos cansáramos.
Estos veinte meses de ausencia han sido un pesada y angustiante carga que en muchas ocasiones pretende vencerme.
No saben que en todos los instantes de mi existencia tu presencia es constante y tus brazos alados son los que me sostienen para seguir en el mundo terrenal sin saber muy bien para qué o por qué.
Preguntas que se repiten a diario a sabiendas que jamás obtendrá una respuesta celosanente guardada por Dios.
A ese Ser Superior cotidianamente le pregunto en que momento me concederá la gracia de transitar juntos el Edén.
Entiendo que tiene mucho trabajo y solo puede brindarme una sonrisa complaciente y bondadosa.
En estos meses aprendí que debo esperar más allá de mi ansiedad.
Pese a que soy impaciente y ansiosa comprendo que no soy la única mujer que ha tenido la tragedia de perder a un hijo.
No le pido con premura que nos reúna, aún cuando sea mi mayor anhelo.
Mi petición es tan sencilla que quizás por ella no pueda ser concedida.
Necesito solo un instante para sumergirme en tu mirada, abrazarte y decirte al oído cuanto te quiero.
Solo eso.
Tal vez en otras dimensiones mi solicitud no se pueda cumplir más allá del padecimiento que me provoca la distancia física.
Tu alma y la mía estarán siempre juntas , tanto que trascienden la eternidad.
Selene me dijo que un tsunami me había pasado por encima y es verdad.
Con tu ayuda y luminosidad como el Ave Fénix muero y renazco cada día en contra de mi voluntad.
Quiero que llegue al lugar donde estás mi gratitud sin fin por todo lo que me enseñaste en tan corto tiempo, por tu preocupación por mí al punto tal que a todos a quienes conocías le pedías que en caso de no estar a mi lado cuidaran de tu mamá.
Sentimiento que solo puede nacer en seres especiales como vos.
Los designios del destino no se pueden modificar.
Aceptaré la espera que tengo asignada para volver a ver tu sonrisa angelada.
Sabés que te quiero como a nadie en el mundo terrenal por eso no me cansaré de pedirte que nunca te olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=LhxE-JPJ0-U
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