SONIDOS DE CÍTARAS PARA MI ÁNGEL

Orfeeo, hijo de Eagro rey de Tracia y Calíope fue un gran poeta y ejecutante de cítaras.
Con el acorde de ellas, logró enamorar a la bella Eurídice .
Utilizando el mismo método durmió el temible Cerbero cuando bajó al inframundo para resucitarla.
Si bien Homero y Hesíodo no lo nombran en sus obras fue ampliamente reconocido por otros autores como Píndaro.
Ejerció las ciencias médicas y la magia.
Pese a ello su pasión principal era ejecutar la cítara, a la que agregó dos cuerdas para que fueran nueve como las musas de Sófocles.
Cuenta la mitología griega que su música era capaz de calamar a las bestias.
Me hubiera fustado conocerlo no a través del estudio sino personalmente para pedirle que creara una canción para cos y los ángeles que te acompañan en tu nueva morada.
No se si habría sido posible solicitarle a Orfeo una canción que tuviera las notas musicales que la transformaran en una comedia musical, como tantas que viste a lo largo de tu corta vida y cantabas a la perfección para mí.
Dios me bendijo al regalarme un hijo como vos.
Entiendo que para todas las madres sus hijos son los mejores del mundo y así debe ser.
Para mi fuiste la gloria, quien hizo que tocara el cuelo con la punta de mis manos sin pensar que prematuramente estarías allí.
Un ser de luz que hasta cuatro horas antes del final me tuvo presente en sus pensamientos, cuando a la medianoche los médicos afirmaban que dormirías para siempre con una voz clara y serena “vivo con mi mamá”.
Las palabras más dulces y serenas que una mamá prisionera del pánico ante lo irreparable encuentra segundos de paz.
Me regalaste el placer de transformar tu apariencia minutos antes que tu vida se apagara.
Tu cuerpo durante quince días torturado tenía una apariencia tranquila.
La palidez mutó al color rosado de los bebés.
Pocas veces tuve la fortuna de admirar toda la belleza junta, sin rasgos de padecimiento.
Mi mano izquierda apoyada en tu pecho y la derecha sosteniendo tu mano indicaban que tu corazón había dejado de latir.
Momento indescriptible para una madre que en un segundo tuvo que aceptar que su hijo no estaría más.
Nunca imaginé que me tocaría ver el fin de la vida de la persona que más amé.
Nunca dejaré de establecer esta conexión que nos une más allá de los tiempos y la eternidad.
Es muy difícil dimensionar el amor de una mamá hacia su hijo, es el amor más puro que existe en la tierra.
Nuestra comunión de ideas no se extinguió con tu ausencia, muy por el contrario puedo afirmar que se fortaleció pues te siento a mi lado como antes, como siempre aún cuando no pueda visualizar tu imagen tan solo para darte un beso.
Tus tiempos y los míos son diferentes no es suficiente motivo para que no sienta que estas sellado en mi alma.
Sabés que te quiero de una manera demencial por eso siempre te pido lo mismo, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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