SOLEDAD SIN FIN

En la mitología griega los dioses eran venerados por diferentes dones que le concedían los doce integrantes del Olimpo conocidos como los dioses principales.
Hestia hija de Cronos y Rea Silvia fue devorada por su padre al nacer,
A instancias de Zeus tuvo que devolverla al Olimpo,
En la cultura romana es conocida como Vesta.
En principio le concedieron ser diosa de la arquitectura, la familia y la soledad, categoría en la que se sentía más cómoda.
Para quedarse solo con esa aptitud debió ceder su lugar en el Consejo del Olimpo.
Para ese fin eligió a Dionisio.
Pese a ser muy bella nunca quiso contraer matrimonio, era feliz junto a su sobrino Hermes.
De esta relación afectuosa entre tía y sobrino se habla en los Himnos Homéricos.
A quienes la veneraban en su templo les pedía que no le trajeran ofrendas, prefería que ayudaran al prójimo.
Mi soledad abrumadora nacida cuando partiste me llevó a recordarla.
La diosa griega eligió estar sola por opción.
Mi soledad es por imposición.
Hay momentos que ese estado produce sensación de asfixia.
Siempre he querido que desde el lugar donde estás ,e veas bien.
Ambos sabemos que nunca más volveré a ser la de antes pues tu ausencia produjo heridas tan profundas que ningún tiempo puede cicatrizar.
No existen medicamentos para morigerar los dolores del alma.
Solo siento un paliativo cuando puedo llorarte en absoluta soledad.
Acepto todos los consejos de las personas que quieren verme bien.
No puedo complacerlos fingiendo algo que no siento.
Coincido plenamente con una de las profesionales que cuida mi salud emocional.
Agradezco haber tomado la decisión de consultarla.
Desde el principio me advirtió que no hacía magia pero sentía la necesidad de ayudarme.
Expreso que todos los duelos se pueden superar con el tiempo, el de un hijo jamás.
Es la relación más pura que existe en suelo terrenal.
El cariño de una madre y su hijo es incondicional.
Tan grande que no se puede dimensionar ni tampoco adjetivar.
Cuando la tristeza me toma como su prisionera recuerdo cada momento que pasamos juntos.
Tu ductilidad para hacerme reír cuando me sentía mal.
Tu mirada tan bella como serena.
La posibilidad de comunicarnos sin utilizar el don de la palabra, solo mirándonos.
No sé si hay otras mamás que pueden saber aquello que precisa su hijo solo mirándose, estimo que sí.
No solo extraño tu presencia física sino tu carga luminosa que lograba me sintiera protegida.
Pequeños detalle de la vida diaria que no estarán nunca más.
Te amo como siempre y más, por ello te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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