Un día como hoy de hace veintiséis meses pedías un espejo.
Querías rasurar tu barba rala.
Nunca antes había notado la gran tristeza que velaba tu mirada.
Sabías que te quedaban pocas horas en suelo terreno.
Un secreto por los dos conocido aún cuando no lo mencionábamos para no desgarrarnos en pequeños trozos, ante la angustia compartida que provoca rodo aquello que no se conoce.
No voy a olvidarlo nunca.
Ese día fue el que intercambiamos más besos y caricias.
Miro a Cronos en el ayer e imagino que se dio esa circunstancia por todos los días que pasaría sin poder acariciarte o mimarte como cualquier mamá hace con sufijo.
Algo faltó para alejar los misterios de la muerte que acechaban con total impunidad.
Hubiera sido hermoso concretar el diez por ciento de los planes que hicimos ese día para cuando te dieran el alta que nunca llegaría.
Tu voz había perdido la sonoridad de antes,
Solo yo podía escucharte y entenderte sin necesidad de pedir que repitieras nada,
Solo me pedías que no te soltara la mano, algo que nunca hubiera hecho.
Ambos nos necesitábamos.
Queríamos estirar la duración de la vida.
Imposible cuando Dios había decidido liberarte del padecimiento.
Fuiste valiente hasta ese final que también me hubiese gustado compartir con vos.
No era justo que emprendieras tan largo viaje sin la compañía de tu mamá.
Me hacés falta,.
Nunca aceptaré que ese viaje no tiene regreso.
Tengo la compañía de mi familia chiquita.
No alcanza mi vida, me hacés falta vos.
Cronos no quiere adelantar el transcurso del tiempo.
Estoy condenada a una espera insensata.
Pregunto por qué, nadie tiene la respuesta que busco.
Te amo más que sierre.
Nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=uDEQGQvGPH4
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