Saturday, April 28, 2018

VIGILIA





Hoy se cumplen treinta y dos meses de tu partida tan prematura como injusta.
Adiviné la intención de los herejes que te atendieron cuando nos cambiaron a otra habitación.
En el mismo piso, con una ubicación que impedía que se viera desde las otras.
Tuviste terror cuando te trasladaban en la camilla, los camilleros van demasiado rápido.
Lo tomñe de la casaca par pedirle que aminorara la marcha.
A ello se sumaba que era un hombre corpulento que impedía me vieras, pese a que estaba detrás de el y te hablaba.
Querías a tu mamá a tu lado.
La palidez de tu rostro alarmaba.
Ojos hundidos con ojeras que jamás había visto.
Los pómulos resaltaban en tu cara nívea al que se había agregado la blancura de la enemiga que no esperábamos pese a saber que llegaría de forma abrupta.
Me pedías el celular, no tenías fuerza para sostenerlo, pese a ello cumplí con cada uno de tus requerimientos.
Nunca nos soltamos la mano.
Mi derecha sostenía fuertemente la izquierda tuya, mi mano izquierda estaba apoyada en tu pecho desnudo.
Me mirabas con amor.
Tus ojos preguntaban ¿Por qué debemos separarnos?
La muerte era inminente.
A cada instante me peguntabas la hora.
Te mentía.
Decía que era más temprano.
Mi vida, te estabas muriendo y te preocupaba que descansara.
Varias veces me pediste que me acostara en la cama que esta cerca de la tuya.
Te dije que era muy temprano para dormir.
Nunca antes nos habíamos dado tantos besos.
Eran los besos de la despedida inminente.
Me sentí derrotada cuanto intentabas flexionar las piernas.
No podías “el rigor mortis se había apoderado de ellas”.
Mis caricias te tranquilizaban.
Pasadas las veintidós me pediste que llamara los médicos.
Sentías un dolor profundo sin saber explicar el lugar exacto en que se producía.
Mi alma lloraba lágrimas secas para no incomodarte.
Sabía que te ibas.
La peor de las vigilias.
No pude hacer nada.
Te colocaron oxígeno con eso sentiste cierto alivio.
Nunca dejamos que nuestras manos se separaran.
Tenía deseos de llorar a gritos para descargar la angustia y el dolor.
Prometí no hacerlo.
Estabas vivo.
Los médicos salvajes me prometieron que el final sería apacible.
A medianoche le pedí a una médica que te diera un calmante.
Me explicó fuera de la habitación que si lo hacía no despertarías más-
Asentí.
No podía verte sufrir esperando la muerte.
Quedaste dormido.
Tu piel tomó colores rosados.
No sufrías.
A mitad de la madrugada hablabas con alguien imaginario.
Tus manos tenían calor, tibieza.
Caíste en un sueño profundo hasta las cuatro y veinticinco de la madrugada.
A esa hora le contestabas al duende de los sueños que vivías en determinado lugar,
Tu voz era clara por ello me animé a preguntarte con quién vivías.
Respondiste con mi mamá, con una dulzura que solo puede tener la voz de un ángel.
No halaste nada más hasta que a media mañana te despediste de la vida.
Hijo te amo como a nadie en el mundo.
Es duro seguir sin tu compañía.
Quería que vos me despidieras.
No fue así.
Luz de mi vida a diario pido estar con vos.
No soporto tu ausencia.
Tesoro te amo por eso te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=46v8u8MlXJo

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