Saturday, September 01, 2018
lluvia en nuestras almas
Los días lluviosos traen a nuestras almas melancolía.
La mayoría de los terrenales busca el reparo en el momento, que llueve o llovizna.
En mi caso voy en su búsqueda, pues los dioses latinoamericanos, tales como Tláloc, afirmaban que las gotas cristalinas se usan para lavar las heridas del alma, tratando de sanarlas.
Ambos tenemos esas lastimaduras que produce la ausencia.
Pocos conocen que nos gustaría retroceder en el tiempo y disfrutar de un día lluvioso, como en el ayer no lejano.
La realidad elegida por los designios del destino para quien escribe, impide que esos días sean de gozo.
Si bien estás tatuado para siempre en mi esencia, no puedo compartir con vos todo aquello que amamos.
Nunca reniego de las gotas de agua que caen del cielo.
Éstas renuevan cada uno de nuestros recuerdos.
Las lágrimas pueden rodar sin culpa, sin pensar lo mal que te hacen.
Se confunden con el agua que sin cesar, melodiosa cae desde las nubes que ocultan el azul del firmamento.
¿Por qué mi llanto logra herir la pureza de tus sentimientos?
No quiero que sufras.
Cada una de las lágrimas que derramo, son útiles para quien debe sosegar la pena de verse impedida de manera temporal, de visualizarte.
¿Sabías que mi sueño más profundo es cristalizar la posibilidad de acariciarte, darte un beso?
Necesidades básicas de una mamá que extraña a su hijo por sobre todo aquello existente.
La lluvia o llovizna convoca momentos compartidos.
Eras un niño y disfrutabas de tus barquitos de papel rodando por la acera.
¿Mi tesoro llueve en el cielo?
Necesito creer que es un espacio demasiado parecido a la tierra.
En lugar de gotas los ángeles como vos, pueden esparcir por toda la superficie celestial, fragantes pétalos de flores frescas, aromatizando el Edén que tanto deseo conocer.
¿Comprendés, deseo sumergirme en la profundidad de tu mirada como antes?
No nos importó nunca el estado del tiempo.
Siempre estuvimos ajenos a ese tipo de contingencias.
Prevalecía por sobre todo, poder compartir cada instante.
Te imagino exclamando ¡Mi mamá no cambia más!
Otra vez la razón te asiste.
Pocas personas se conocen como nosotros.
Pensamientos idénticos.
Empatía difícil de dimensionar o adjetivar.
Siempre nos jactamos de leer aquello que pasaba en nuestras mentes.
Ello me lleva a recordarte que mi escape tiene fecha incierta.
Pareciera escuchar otro de tus axiomas “No es grave, má”
Con pocas palabras sabés definir mis pequeñas adversidades cotidianas.
Esas que llevan a añorar tu presencia.
¿Tesoro sabés de la intensidad de mi amor?
No elegí ninguna opción.
Alguien lo realizó por mí.
La espera es tediosa, pesada y angustiante, por ello siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=HpVevoBBdTY
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