ALEVILLAS

¿Psique cual es el poder que te arrogas para interrumpir mis sueños?
¿Es absolutamente necesario que aparezcas de manera intempestiva en un día como hoy?
¿Sabías que muchos terrenales aferrados a viejas creencias, esperan el día de la fecha para esperar la resurrección de ese Dios en el que ellos creen?
¿Por qué no me sumo a esa conmemoración?
La respuesta es simple y sincera.
Antes de la muerte de mi descendiente creía.
Ahora estoy sumergida en un mundo de dubitaciones.
¿Puedo decirte que has elegido el peor momento de mi vida para comunicarme aquello que desees?
Conozco tu historia.
No es bueno que acuciada por sentimientos crueles busques develar tus dilemas entre los terrenales
¿Sabías que una gran cantidad de aquellos no te conocen?
¡No te conviertas en una deidad imperfecta!
¿Somos responsables de tus errores!
Solo quien se convertiría en tu suegra sabe de sus celos enfermizos.
¿Puedes culparnos de tu belleza?
¿De los celos que cegaron a Afrodita?
Fue ella quien envió a su hijo Eros para arrojarte una flecha envenenada.
¿Soy la culpable de las reacciones de Eros?
Se enamoró de vos.
La flecha fue disparada a las profundidad,
del Mar Egeo.
¿Por qué no le comentaste a tus dos hermanas que contraería nupcias con un ser al que nunca le conocerías el rostro?
¿Has sido poseida por los arrebatos?
Los impulsos a nada llevan.
No deberías haber permanecido en silencio ante la consumación de tus nupcias.
¿Has creído en tus hermanas?
Lo siento.
En ocasiones la propia sangre traiciona.
¿Podría efectuar una solicitud?
No nos culpes a los terrenales de tu propia desdicha.
De haber permanecido en silencio nada hubiera ocurrido.
¿Creíste que tus dos hermanas guardarían el secreto?
Has comprobado que en el momento que supieron que no conocías el rostro de tu amado espeso, la envidia pudo más que el amor fraterno.
Rápidamente divulgaron que estabas casada con Eros.
¿Sabés que nombre recibe ello en el suelo terrenal?
Traición, lisa y llana.
¡Basta ya!
¿Podrías no interrumpir la conexión que acabo de establecer con mi hijo amado con tus diatribas?
Gracias.
Mi vida, dueño del nombre de siete letras más atrapantes que conozco.
Pido a todos los dioses griegos le otorguen paz a Psique.
Que pueda seguir volando como una frágil alevilla por todos los cielos, en el caso que ellos existan.
Preciso como todas las mañanas establecer contacto con el ser más luminoso que traje a la vida sin saber que moriría de manera prematura.
Como a todos los seres amantes de la belleza natural, a él de niño le cautivaron las mariposas.
En la más tierna edad las capturaba para luego dejarlas libres.
¿Cual era la intención primitiva?
Dejar que sus dedos se tiñeran con el color de las alas de las alevillas.
¿Conocía de su duración tan efímera?
En parte.
¿Por qué esa respuesta tan ambigua?
Jamás podría haber lastimado la inocencia de un niño de corta edad.
Hoy que la ausencia perfora el alma, puedo afirmar que mi hijo sabía de la no duración de la vida.
¿Será por ello que su axioma favorito es y será “Nada dura para siempre?
¿Quién te otorgó tanta luminosidad?
Evitaré arribar a ciertas concusiones.
¿Qué razón puedo invocar?
Simplemente las creencias que han huido ante esta realidad tan dolorosa.
No alcanza con dedicarte el amor más grande del mundo para volver sobre mis pasos.
¿Cómo volver a ese camino donde existían el cielo y los santos.
¿Puedo revertir esa sensación?
No.
No he tenido la posibilidad de visualizarte en mis sueños.
¿A quien debo invocar para que aparezca tu figura añorada?
Es cierto.
En muchas ocasiones he llegado a escuchar la melodía de tu voz, llamándome.
No alcanza mi querido.
Es prioridad primordial pueda verte.
¿Para qué?
Pues tendría la probabilidad de darte uno de los besos que guardo en mi mochila.
¿Sabías que sos el único destinatario de ellos?
¿Hasta cuando deberé guardarlos?.
En los atardeceres otoñales, donde las sombras de la noche se adelantan, he podido observar cerca de las aguas del río color león, un reloj de bolsillo.
¿Qué hace allí entre el silencio y la oscuridad de la noche?
Su esencia marca a las mariposas que buscan una flor en las que posarse para beber su néctar, la duración escasa de la vida.
Ellas, intentado desconocer la crueldad del destino, despliegan sus coloridas alas, quizás en la búsqueda de más existencia,
Imposible no emocionarse ante la presencia de quienes en su pequeñez se aferran a la realidad.
¿Has tenido sentimientos parecidos antes de la partida?
¿Los muertos conservan sensaciones?
¡No quiero tener un hijo muerto!
¿Debo aceptar los avatares del destino?
Nunca.
Eso sería rendirme ante las evidencias.
¿Puede confundirse con un acto de ignorancia?
Es posible.
No me importa nada.
Mi descendiente vive en cada célula de quien le dio vida para que disfrutara de ella.
¿No pudo ser?
La respuesta escapa a mi raciocinio.
Sabe mi amado, portador de las más bellas siete letras que conforman su nombre, que la eternidad o como se denomine, no será óbice para transformar mis sentimientos.
Desconozco el nombre de quienes me apresaron.
¿Llegarán a torturarme?
No les temo.
El peor de los tormentos es haber perdido al ser que más amo en el mundo.
¿Cuál será la próxima movida para derribar a esta mamá?
No pierdan tiempo en estrategias rayanas al ridículo, de ello no se regresa.
No existe ni existirá nada que pueda torcer mi derrotero.
¿Quieren seguir con sus vanos intentos?
Les aconsejaría busquen otro objetivo.
Cuando se ama hasta la médula, lo demás carece de importancia.
Mi hijo sabe de nuestro amor inconmensurable.
¿Debo compartirlo?
Jamás.
Es de nuestra absoluta propiedad.
Somos los únicos dueños.
Tesoro de mi alma, mis carceleros han guardado las llaves de mi celda.
Poco importa.
Llegaré a tu lado.
Mientras tanto te ruego nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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