INCOMPRENSIBLE

¿En qué punto del universo estás?
Interrogante aterrador, cuando mis dilemas muestran esa realidad que nunca, jamás asumiré.
Los días no laborales son el peor de los martirios oara quien trajo a la vida al ser más luminoso que recuerde.
No me alcanza la presencia de mi familia choquita.
Te necesito a vos como el aire que estoy obligada a respirar para seguir viviendo.
Oxímoron.
¿Para qué quiero la vida si quiero estar por el resto de la eternidad, yaciente?
Solo quienes han atravesado circunstancias idénticas a la mía, pueden comprender la inutilidad de seguir en suelo terreno.
¿Nadie ha intentado comprender a esta altura de los acontecimientos que una mamá no desea seguir los designios del destino cuando le hace falta el ser que engendró para que la despidiera cuando llegara el instante de la partida?
Asumo, pues no soy necia que todos arribamos al mundo terreno con fecha de vencimiento.
¿Es natural que una madre despida a su hijo, luego de reconocerlo en una funda mortuoria.
¿Cómo se hace para continuar con semejante estigma?
¿Mis lectores son capaces de imaginar a uno de sus hijos dentro de una bolsa confeccionada con plástico negro?
¿No es terrible que sea similar a una de las que utilizamos para envasar los residuos?
¿Ustedes imaginaron ese panorama tan alejado de la humanidad?
¿Producida la muerte, nos convertimos en desperdicios?
No me importa mi situación particular. Mas allá de ello me pregunto ¿Quiénes han tenido, cuerpo, alma u vida merecen semejante destrato?
¿Por qué los humanos se convierten en cosas en el momento de partir quien sabe a qué sitio.
Lejos de ser reiterativa, deseo compartir con cada uno de Ustedes la tortura de perder un descendiente.
Busco seres alados para llegar al ser que más amo en la vida.
Tengo la certeza de no haber perdido el raciocinio.
¿Podrían soportar casi cuatro años sin escuchar la voz de sus hijos.
¿No es hermosa la palabra mamá?
¿A quien le pido ayuda para continuar este trayecto que nada me deja?
¿Se aprende de las experiencias?
Es posible,
Lo contrario sería asimilar la llegada de la muerte de uno de ellos.
No suelo ser quejosa.
¿Cómo reaccionarían Ustedes, ante la falta de respuestas?
¿Serían capaces de asumir la ausencia del ser más querido en el orbe de los sentimientos?
Cada día enciendo la computadora para establecer con el dueño del nombre de siete letras estos contactos fascinantes.
¿Pueden acusarme de haber perdido la capacidad de razonar?
Lamento no tener en cuenta estas presunciones.
A nadie le deseo semejante tormento.
De manera cotidiana elijo imágenes que sé agradan a mi hijo.
¿Creo en la existencia de seres alados?
A esta altura de los acontecimientos, puedo aseverar su temor a equivocarme que no creo en absolutamente nada.
¿Es para juzgar mi comportamiento?
Puede ser.
No todos miramos el acontecer diario de la misma manera.
Cargo una mochila tan pesada como incomprensible.
He buscado respuestas a mis interrogantes, en distintos terrenos.
¿Cuáles son?
Teología. Filosofía u neurociencias.
El último tema no generaba demasiado interés.
Antes que me leyeran las señales que dejó mi hijo en un libro que me obsequiara, me interesé por las neurociencias.
¿Ese hallazgo fue casualidad o causalidad?
¡Pueden tildarme de reiterar contenidos!
El golpe de encontrar esas señales fue demasiado impactante.
Agradezco no haber estado en soledad en ese episodio.
¿Cuál sería cada una de sus reacciones ante tamaño descubrimiento?
¿Pueden considerar que mi hijo marcó ese libro dos meses antes de su muerte?
¿No es posible justificar mis sentimientos?
¿Creerían en la existencia del paraíso celestial en iguales condiciones?
¿Cómo se hacer para seguir derroteros equivocados?
¿He sido y soy necia?
Me importa demasiado el impacto que en Ustedes producen mis letras.
¿Han percibido necesito ayuda?
A nivel médico la tengo.
¿Alcanza?
No.
Los profesionales que se ocupan de la salud de nuestras mentes afirman que otros duelos con tiempo pueden superarse, exceptuando el que produce la partida de un hijo.
Satisface el alma cuando no nos venden espejitos de colores y nos dicen la verdad desde la primera consulta.
Encontré dos diosas.
Una se ocupa de la salud mental y no me avergüenza contarlo.
La otra atiende la física.
¿Cómo se agradece a seres humanos tan altruistas?
¿No queda pequeño el vocablo gracias y sus adjetivos?
Ellas saben demasiado de mi personalidad.
No necesitan alabanzas los gigantes.
Tesoro de mi vida, habrás observado que hace meses mi existencia esta fundamentadas en dilemas.
¿Espero la resolución de los mismos?
No.
Solo estaré en paz cuando te encuentre
¿Ocurrirá en algún momento?
No.
Para ello debería renunciar a mis convicciones.
¿Has notado que alguien que me aprecia mucho pidió me acercara a la iglesia?
¿Cómo hacerlo?
Sería una falta de respeto de mi parte cuando la adversidad solo me trajo cuestionamientos.
¿Qué puede decirme un sacerdote?
¿Traer la palabra de ese Ser Superior al que todos agradecen?
Creo ser demasiado sincera y racional.
¿Cómo entregar mi propia esencia a alguien en el que tengo muchas dudas?
¿Es errónero mi razonamiento?
Es posible.
No acostumbro a quitar el tiempo a personas en las que no me inspiran absolutamente nada.
¿Por qué antes creía y ahora no.
No tenerte, llamarte cada mañana al despertar sin recibir tu respuesta acrecentó sus tribulaciones.
¿Mi cielo alguna vez volverá a ser diáfano?
No lo sé.
Juego con las letras, no me atrevo a definirme como escritora.
Por ahora, esa probabilidad no existe?
Te amo más que ayer.
Por favor nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=idzUyobFP6E