TU MANO, LA MÍA

Buenos días mi tesoro adorado.
Te busco en sueños, no puedo lograrlo.
Mil vueltas en la cama no me llevan a encontrarte para satisfacer la necesidad básica de una mamá que es darte un beso.
Noche oscura sin luna.
Las estrellas parecían cansadas.
Les resultaba imposible titilar con la fuerza que otorgan los destellos de luna o los rayos de sol que no vemos.
Astrea la diosa de las estrellas, codiciada por su belleza, no se hallaba cómoda en el Olimpo.
Rechazaba todos y cada uno de los hombres que le presentaban sus amigas, otras Náyades.
Cansada de escuchar esos pedidos para convertirse en esposa de un Titán poderoso, rogó a su padre, erigiera para ella un templo alejado del Olimpo.
Zeus, había optado por distintos lugares.
Ninguno conformaba a su bella hija.
Juntos legaron a la conclusión que Astrea no pertenecía al mundo terreno.
El gran Zeus, pidió a Nuit, la deidad de la noche buscara para su descendiente, el enclave más hermoso del firmamento.
Debería estar rodeado de cuerpos celestes brillantes.
De ser posible un sitio donde los comentas no demoraran tanto en pasar frente a la atenta mirada de Astrea.
Los deseos fueron cumplidos.
Desde entonces aquella tiene su templo entre las estrellas y los planetas del universo.
¿Por qué te cuento esta historia?
Necesito pensar estás allí.
Cada noche extendés tu mano para encontrarte con la mía.
De esa forma podríamos caminar como siempre, asidos de la mano por los caminos, desconocidos, enigmáticos de esa eternidad que a veces, me cuesta comprender su existencia.
Dilemas no resueltos, acosando la fragilidad del alma herida desde tu ausencia.
Sabés como pocos cuales son mis gustos radiales.
Días pasados, torturada por la necesidad de verte, escuchaba a un neuro científico refiriéndose a las regresiones.
Como siempre que los escucho después investigo consultando a médicos conocidos, para despejar tantas vacilaciones.
Ignoro si me sometería a una regresión.
Por medio de la hipnosis es posible ubicarse en determinado tempo elegido.
Comenzar a transitarlo de nuevo.
Allí se presenta otro enigma.
Me encantaría estar junto a vos por el resto de mi existencia.
No puede ser.
En el regreso al hoy deberíamos vivir todas las experiencias y contingencias que el destino nos trajo sin consultar nada.
Deberíamos revivir las instancias más doloras.
Tu enfermedad.
Corta, letal.
Presenciaría por segunda vez tu padecimiento hasta llegar a tu muerte.
No me parece justo para una madre revivir la peor tragedia de la vida.
No permite ese tipo de vivencias quedarse en tiempos predeterminados.
Es necesario regresar a la actualidad para continuar en suelo terrenal.
¿Para que serviría verte solo un instante?
¿Estamos preparadas las mamás para ver morir al hijo de nuestras entrañas dos veces?
Hoy después de haber analizado los pro y contra de las regresiones, me parecen una crueldad.
No quiero mueras por segunda vez.
No deseo que los pseudo médicos te usen como una presa para ver quien se queda con la mejor parte.
No es justo para ninguno de los dos.
Nadie puede asegurarme que el ser al que se regresa no vuelva a pasar tan espantosas instancias.
La necesidad de darte un beso, abrazarte no implica que en pos de satisfacer mis deseos, vuelvas a ser torturado.
Nunca accederé
a ello.
Prefiero cada noche solitaria cuando te convoco a mis sueños, estirar mi mano, aún cuando duela llegar a la tuya que está esperándome para seguir unidos más allá de la muerte.
En ese ida y vuelta de los sueños, creo tu mano puede rozar la mía intentando el inicio de una caricia, no solo intensa sino también duradera.
Preciso tomes mi mano para que pueda dar el salto que me deje a tu lado.
No importa si se llama cielo o averno.
Juntos podemos sortear las dificultades que se presenten.
Preciso tu mano para que seques las lágrimas generadas en esta soledad capaz de gritar en silencio.
Preciso de tu mano para tomar el camino correcto.
Muchas veces, equivoco el sendero.
No es intencional.
Han aparecido con la pena nuevas inseguridades.
He tenido que entender el comportamiento de ciertos seres terrenos que vos en un instante hubieras percibido, pidiendo no me equivocara.
Ello se debe a que tu generosidad y sabiduría también fue vulnerada, pensando se halaban ante un ser opaco.
No imaginaron tu luminiscencia.
Preciso tu mano para caminar juntos por cualquier parte.
Elegiría los paisajes que disfrutaste a pleno.
Preciso tu mano para que quites el libro que sostengo en las mías pues deseás contarme un secreto.
Situaciones vividas en complicidad sin develarlas a nadie.
De ello se trata esta empatía que nos unirá siempre.
Preciso de tu mano acariciando mi cabeza, de esa forma despejás todas las dudas que me acosan.
Intento extender mi mano lo más posible para llegar a la tuya.
Cuando creo estar a punto de lograrlo, de manera intempestiva desaparece.
El sonido del teléfono interrumpió el encuentro de nuestros dedos.
No te preocupes por este pequeño fracaso.
Estoy dispuesta a continuar en tu búsqueda.
También necesito tus mimos y abrazos.
¿Qué decirte mi alma para demostrarte la intensidad de mi cariño?
¿Podrías ayudarme a llegar prontamente?
No llevaré equipaje.
Conozco a Astrea y ella me prestará alguno de sus vestidos conformados por esos pequeños cuerpos celestes que tanto mencionan los poetas.
Optaré por lo que no han recibido destellos de lunas o soles.
Mi mayor utopía es concretar un encuentro que se dilata sin argumentos.
Quienes me mantienen cautiva no parecen darse cuenta que mi lugar no es éste.
Afortunadamente no tienen la probabilidad de ingresar a mis sueños.
Te pido me esperes.
Llegaré.
Por favor, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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