Es conocido por su belleza, el murmullo del agua rompe en espuma que baña la roca.
Quiero acercarme para tomar las mejores imágenes.
Tanta hermosura me lleva a hacerlo en respetuoso silencio.
Lo fotografío desde diferentes ángulos, todos son majestuosos.
Llego al hotel, quiero bajar las fotos que tomé.
Una de las muestras llama mi atención, amplío la imágen.
Recuerdo que el guía informó a los turistas que a trescientos metros de altura un jazmín bicolor se abraza a las piedras.
Sonreí sin dar mucho crédito a sus palabras, me parecía raro que una planta creciera en semejante altitud.
La tengo en el monitor, mañana se la llevaré al guía.
El día es espléndido.
El joven está esperando a otro grupo de visitantes.
Al observar la foto, sonríe y comparte una pequeña historia.
Hace mucho tiempo un hombre enamorado escaló el salto sin medir el peligro.
Sabía que su amada visitaba el lugar con frecuencia.
Las lágrimas de la muchacha se mezclaron con las aguas de la cascada, ante la desaparición de su amor, alimento necesario para que ese jazmín perdure a través del tiempo.
Será eterno como el amor que se profesaron ellos.
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