El barrio cerrado cuenta con varias hectáreas, pese a que faltan muchas construcciones, los nuevos vecinos han decidido inaugurarlo.
Las edificaciones respetan el código edilicio, cada propiedad tiene a lo sumo dos plantas, no tienen separación entre ellas, la línea divisoria la forman canteros repletos de flores, gracia de colores y fragancias, el único sitio que tiene más privacidad es el jardín del fondo, allí están las piscinas de diferentes formas, cercos de ligustros, alguna florida enredadera posibilitarán contar con un espacio libre de miradas ajenas.
Cuerpos casi desnudos adorarán a Febo
Al caer la tarde se reunirán en el Club House del predio.
La noche es espectacular, la luna se refleja en la laguna artificial.
Las mesas están dispuestas para recibir a poco más de una decena de invitados, los más chicos han regresado a sus viviendas para entregarse al descanso.
Juan y Marcelo entregan la guardia sin novedad, pasan a saludar a los convidados al evento.
Ocurre un incidente inesperado, Sebastián toma la mano de su mujer, deben retirarse con premura, en ese instante piensan que no pueden dejar a los chicos solos.
Los guardias del lugar se ofrecen a cuidarlos no viene mal un adicional a sus sueldos.
Los pequeños en un rato subirán a las habitaciones después de un largo día de paseos en bicicleta, están rendidos.
Mientras esperan la llegada del matrimonio, cierran las ventanas de los cuartos del piso superior.
Los chicos duermen abrazados a sus muñecos de peluche.
Para matizar la espera nada mejor que una rueda de mate.
En el Club House se repiten los brindis, aplauden al asador, el humo de la parrilla se eleva al cielo.
Una guitarra llora su música.
En la casa, los guardias provistos con linternas controlan que todo esté en orden.
Por última vez se comunican con los guardianes de la entrada, sin novedad le responden, las cámaras del cerco perimetral controlan todos los movimientos.
Aparentemente será una noche tranquila.
El sonido del intercomunicador los inquieta, desde la caseta de seguridad les anuncian que hay movimientos extraños en el primer piso de la vivienda que están cuidando.
Saltando escalones llegan a los cuartos de los niños.
Ruidos extraños los obligan a desenfundar las armas.
Abren las puertas con sigilo, las camas están tendidas, los muñecos descansan en las almohadas.
La turbulencia del viento hace caer la cajita de música, el sonido los espanta.
La búsqueda para hallar a los nenes no se detiene, en la ruta los padres se pierden en un cono de sombras.
Hoy siguen buscando a la familia que había encontrado seguridad en un barrio cerrado.
Nada se sabe de ellos, el sonido de la cajita de música continúa, los acordes son insoportables.
http://www.youtube.com/watch?v=2Gha_IpYVi8
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