Se conocían desde hace años, sin embargo hoy era una todo lo que se parece a la nada..
La vida o el destino o aquello en que tú creas la había transformado.
De se un ser dulce pasó a otro estadio.
Siempre en su rostro se formaba un rictus de amargura.
La sin razón que no tiene explicación en el mundo de los humanos que se podrían catalogar de normales.
Acompañó todo lo que pudo.
Sucumbió ante los deseos de un ser totalmente extraño.
No gozaba de sus caricias, cada una laceraba su alma dejando marcas profundas difíciles de borrar aun cuando los afectos se cimentaran en los sentimientos más arraigados que puede sentir un humano.Besos disueltos en la más triste de las amarguras no lograron que ese ser pudiera cambiar.
El cambio no fue de un día al otro.
De la nada sus atuendos alegres se transformaron en otros que solo traían tristeza.
No le gustaba ver a esa persona mostrando las heridas abiertas de sus entrañas.
Intentó diluir con su llanto todas las penas.
Pasó muchos años al lado de un ser sin esperanzas.
Vanas fueron las invitaciones, nada conformaba a ese ente que se había quedado sin alma.
Quiso reinstalar los sentimientos que logran seguir en el camino de la vida.
Supo que las flores que le obsequiaba, con absoluta maldad eran quemadas con agua hirviendo.
Había mutado a un ser desconocido.
Buscó mil formas de conformar a ese personaje herido sin causa, nada consiguió en la epopeya.
Dejó que el mundo se cubriera de tinieblas.
Ahora está lejos, ha replegado sus alas, comprende que es imposible combatir con fantasmas que ni siquiera asustan a los seres que piensan.
En su alma alimenta el amor más sincero, el que no reconoce las caídas, la mezquindad de aquellos que no tienen que ofrecer nada.
Una brisa ligera despeja las nubes del universo, más allá una estrella se enciende.
Pagaría lo que no tiene par devolverle la sonrisa a una sombra.
http://www.youtube.com/watch?v=lc50LckgWos
La vida o el destino o aquello en que tú creas la había transformado.
De se un ser dulce pasó a otro estadio.
Siempre en su rostro se formaba un rictus de amargura.
La sin razón que no tiene explicación en el mundo de los humanos que se podrían catalogar de normales.
Acompañó todo lo que pudo.
Sucumbió ante los deseos de un ser totalmente extraño.
No gozaba de sus caricias, cada una laceraba su alma dejando marcas profundas difíciles de borrar aun cuando los afectos se cimentaran en los sentimientos más arraigados que puede sentir un humano.Besos disueltos en la más triste de las amarguras no lograron que ese ser pudiera cambiar.
El cambio no fue de un día al otro.
De la nada sus atuendos alegres se transformaron en otros que solo traían tristeza.
No le gustaba ver a esa persona mostrando las heridas abiertas de sus entrañas.
Intentó diluir con su llanto todas las penas.
Pasó muchos años al lado de un ser sin esperanzas.
Vanas fueron las invitaciones, nada conformaba a ese ente que se había quedado sin alma.
Quiso reinstalar los sentimientos que logran seguir en el camino de la vida.
Supo que las flores que le obsequiaba, con absoluta maldad eran quemadas con agua hirviendo.
Había mutado a un ser desconocido.
Buscó mil formas de conformar a ese personaje herido sin causa, nada consiguió en la epopeya.
Dejó que el mundo se cubriera de tinieblas.
Ahora está lejos, ha replegado sus alas, comprende que es imposible combatir con fantasmas que ni siquiera asustan a los seres que piensan.
En su alma alimenta el amor más sincero, el que no reconoce las caídas, la mezquindad de aquellos que no tienen que ofrecer nada.
Una brisa ligera despeja las nubes del universo, más allá una estrella se enciende.
Pagaría lo que no tiene par devolverle la sonrisa a una sombra.
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