Las madres de los alumnos terminamos de ornamentar el Gimnasio de los Empleados Públicos de Tierra del Fuego, las paredes sostienen banderas, escarapelas y escudos.
Todos los rincones son celestes y blancos.
En uno de los vestuarios descansan los vestidos de las bailarinas.
Amplias polleras floreadas, camisas blancas para todas, pañuelos para anudar al cuello con los colores patrios.
Ellos con trajes de gaucho de color negro, cinturones con monedas, botas de cuero y sombrero de ala ancha.
Nos despedimos en silencio con la alegría de haber cumplido la misión.
Todo está en orden.
Mientras camino las pocas cuadras que me separan de mi casa, recuerdo otra fecha patria.
Vestiditos azules, corsage bordado con motitas blancas, cuellos de idéntico color terminados con puntillas tejidas por la abuela.
El tapadito azul nos protegería del frío.
Estábamos emocionadas, mi hermana caminaba tomada de la mano de mi padre, mamá sostenía las mías.
No entendíamos demasiado, se conmemoraba el día de la patria y el advenimiento de la democracia, valores que aprenderíamos más adelante y así transmitirlos a las nuevas generaciones.
La alegría por el evento tan próximo morigeraba el frío de la noche sureña.
Solo unos copos de nieve vestían los brazos desnudos de los árboles.Una lágrima traía los recuerdos.
Mañana un niño de cada grado acompañará la bandera de ceremonias que presidirá el festejo.
Desayunaremos en familia.
Ayudaré a los chicos con sus uniformes escolares, el padre dará el toque final ajustando los nudos de las corbatas.
El bagaje de recuerdos será testigo de estos festejos.
La noche estrellada promete una jornada iluminada por el sol, rayos suaves que intentarán brindar calor al alma.
Mientras caminamos recuerdo a esas dos nenas de vestiditos azules, cabellos trenzados que asistían a otra celebración hace veintitantos años.
Postal que se repite en este rincón pequeño donde termina el mundo.
La banda municipal ejecuta los acordes del Himno Nacional.
Brillan las miradas.
Un aplauso cerrado recibe al tenor, la voz melodiosa de Darío Volonté cantando a la bandera que lentamente comenzará a flamear allá bien alto.
Quiera el destino que la emoción se reproduzca en cada sitio de esta patria soñada, que los colores celestes y blancos nos acompañen hoy y siempre, para sentirnos dignos del suelo que habitamos.
http://www.youtube.com/watch?v=2jsSxDVAC-Q&feature=related
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