Las palabras más difíciles de pronunciar son aquellas que se callan, por pudor, por piedad.
Nunca diré que no quiero quererte.
Imposible, hace años que decidimos caminar juntos el sendero de la vida.
Atravesamos todas las etapas conocidas y por conocer.
Te recuerdo con aquella rosa humedecida por el rocío, era una flor roja , la tomaste prestada de un jardín desconocido.
Lograste arrancar la primera de muchas otras sonrisas.
Nuestras miradas como fuego se cruzaron.
El atardecer sería el preludio de la entrega.
En ese instante mágico que aún evocamos decidimos caminar juntos para siempre.
Sorteamos miles de obstáculos, nada impedía que nos tuviéramos el uno al otro.
Mil paisajes albergaron nuestras almas.
Conocimos el desarraigo que impone la distancia.
Hemos llorado juntos, emocionados al escuchar el llanto de nuestro primer hijo.
Luchamos lejos de los nuestros para edificar un destino compartido.
El vuelo de los pájaros plateados que surcaban los cielos infinitos nos acercaba a aquellos que esperaban nuestras noticias.
Juramos no entristecerlos contando las experiencias vividas, para ellos siempre habría una sonrisa para atenuar los kilómetros que nos separaban.
Llegó otra niña de ojos azules como el océano, le buscamos parecidos, lo más próximo eran los ángeles que nos miraban desde las postales.
Nuestro primer hijo se acercaba cuidadoso a la cuna, no comprendía la llegada de su hermana.
La vida nos depararía más sorpresas.
La familia no estaría completa si no la teníamos a ella.
Años recorriendo los pasillos de los juzgados para tenerla.
Las despedidas eran duras, ojitos de azabache no podían retener las lágrimas, acompañarían a ese ser especial hasta el próximo encuentro.
Buenas noticias nos alegraron, desandamos el camino para caminar de nuevo.
La niña de nuestros sueños estaría para siempre a nuestro lado.
Conocimos las arenas del desierto.
La inmensidad dorada podía compararse con el amor que nos profesamos.
Aguas más frías testificaron nuevos juegos en la playa.
Inesperadamente tembló la tierra cuando creíamos que nos faltaban meses para reencontrarnos con los seres que más amamos.
Otra nave atravesaría espacios celestiales, para depositarnos en nuestro lugar, ése que elegimos como parte de nuestro mundo.
Quedan sueños por cumplir, lentamente transitamos idéntico itinerario.
Cómo decirte que no quiero quererte si eres la otra mitad de mi vida.
http://www.youtube.com/watch?v=179j8Dk_lXM&feature=related
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