Tuesday, June 13, 2017
CROMOD, VOD Y YO
Todos, en algún momento de la vida hemos soñado con ser dueños del tiempo, agregándoles horas a los días cuando son placenteros i quitarle cuando la tristeza se ha convertido en una sombra que nos asfixia,
Con gusto me gustaría encontrarme con Cronos el dios griego del tiempo, hijo de Gea e Hydros.
La deidad que recorre los cielos o se detiene en suelo terrenal.
Quisiera pedirle me conceda una entrevista con su hijo Cairos, el dios del tiempo oportuno,
Justamente eso le pediría una oportunidad de verte no de forma incorpórea como se presenta su padre sino unos breves instantes para darte todos los besos que tengo guardados para vos.
Jamás le pediría un mundo como los descriptos en los versos homéricos dotados de riquezas y piezas valiosas que a ninguno de los dos nos interesan.
No abusaría del poder de Kairós, le diría que queremos un mundo chiquito.
Solo ansiaría que ese pequeño mundo en el que tengamos cabida los dos, sea un lugar parecido a cualquiera de la tierra que supimos caminar.
No importa su hace frío o calor.
El ideal sería replicar un mes de octubre de cualquier año.
En esa época, en estas latitudes la primavera estalla con sus fragancias y coloridos.
Las mariposas que tanto te fascinaban no pueden faltar, tampoco el murmullo de los pájaros que se convierte en gargantas líricas regalando musicalidad,
Días de sol.
Noches de luna blanca que podamos mirar los dos.
No como ahora que la observamos separados por esa eternidad que solo existe de manera literal, ya que siempre te llevo enlazado.
En ese mundo que le solicitaría a Cairos o debe falta un bosque que podamos recorrer, asidos de la mano como en el ayer no tan lejano.
En ese sitio de cuentos buscaríamos en el hueco de añosos árboles las ardillas que ejecutan conciertos para quienes deseen escucharlas.
Debe tener un pequeño cauce de agua que en su curso le cante a las piedras.
Disfrutaríamos no solo del paisaje sino de la posibilidad de estar juntos mirándonos para adivinar qué precisa uno del otro sin necesidad de hablar.
Volvería a incorporar en mi léxico la palabra felicidad.
Kairos, dios del mundo oportuno te pido evites con tus potestades el momento de la despedida.
Un día como hoy de hace veintidós meses comenzaba yb calvario no solo inmerecido sino impensado.
Recuerda que no existe medicación para los dolores del alma.
Necesito a mi hijo por unos instantes corporizado para besarlo, acariciarlo y decirle cuanto lo amo.
Me abruma pensar que no haya comprendido cuanto lo quise.
Sé que esa perturbación es exagerada ya que siempre nos ocupábamos de las necesidades del otro.
Guardo como el tesoro más preciado un mensaje de texto del año dos mil trece.
Mi salud estaba un poco endeble y para ciertas cosas mi hijo adorado eras vergonzoso, en ciertos temas, pudoroso y lo que no querías decir verbalmente lo hacías a travéss de tu móvil.
Een ese mensaje me decía cuanto me quería, su tristeza por mi enfermedad pasajera manifestando su amor incondicional pues siempre había sido buena con él.
Hijo de mis entrañas una madre no es buena, es justa y ante el mejor muchachito del mundo mis respuestas y demostraciones de cariños eran instintivas, te las ganaste no solo por se mi hijo son porque tu vida estaba y está pletórica de luz.
Sé que sigo en el mundo de los terrenales por tu existencia incorpórea.
Sos quien me sostiene cuando me pregunto por qué y para qué.
Te amo d manera demencial, se apagó tu luz para iluminar el cielo donde moran los ángeles como una estrella más.
Brillante constelación que busco todas las noches despejadas.
A las dos personas que más admirabas y fueron leales amigos les pedí que el día que yo no esté no se olviden de vos.
Un pedido que nació en mi corazón desgajado.
Te quiero con todas mis fuerzas u más, por ello te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=CF1F8S7VOAg
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