Juntos recorrimos la geografía de nuestro país.
Me gustaba ver tu cara de asombro al descubrir nuevos paisajes.
De la llanura admirábamos la soledad de esas extensiones que aún no habían sido invadidas por la mano del hombre.
Extensos territorios que asombraban a los turistas de otros países a ver la grandeza de la Patria hoy mutilada.
Poco cuidada.
Esos verdes que impactaban a quien los recorriera se han transformado en lagos por efecto de las lluvias copiosas y la falta de obras hidráulicas.
Sentirías pena al ver que los animales son llevados a lugares más altos para que puedan sobrevivir.
Muchas veces viajamos a las Cataratas del Iguazú.
En cada viaje reconocíamos vistas inexploradas.
Decidimos recorrerlas desde otro ángulo.
Para ello deberíamos abordar un helicóptero para ver la inmensidad de la selva misionera.
No está permitido volar sobre aquella ya que dañan el hábitat de quienes allí moran.
El ruido de las aeronaves perturba el desarrollo de la vida de sus pobladores.
Pertenezcan a la raza humana o animal.
El viaje dura unos minutos.
Los helicópteros aterrizan en pequeños helipuertos.
Los quías esperan a los turistas para ofrecerles visitar la selva desde ríos poco navegables por las dificultades del sitio.
Los saltos de agua se repiten formando pequeñas cascadas.
Detrás de las cortinas de agua rumorosa, entre las piedras forman sus nidos los vencejos.
Aves de plumaje negro que desprecian ser invadidos.
Cuando hay silencio vuelan en pareja.
Un espectáculo conmovedor.
Abordamos una pequeña embarcación.
Solo admiten dos personas más el timonel.
No nos alcanzaban los ojos para admirar tanta belleza.
En un momento señalaste.
Una pequeña niña estaba parada en la costa viendo las embarcaciones silenciosas que se adentraban en la selva.
Preguntaste por qué tenía maquillaje si era una nena.
Comprendiste que la pintura de su rostro indica la tribu a la que pertenecen.
Vergonzosa solo se dejó ver un momento.
Continuamos navegando hasta donde estaba permitido.
Delante nuestro, el follaje se tornaba mas espeso.
El verde profundo de las platas se reflejaba en el agua.
Puedo asegurar que jamás había visto tanta variedad de orquídeas, los vistosos colores no se encuentran en las florerías de la ciudad.
Avanzamos hasta donde pudimos,
Desde lejos podíamos ver entre la espesura la silueta de pumas salvajes caminado estilizados,
Felices ellos que ningún turista tuvo la idea de llevárselo como trofeo.
Todos los lugares de nuestra patria tienen paisajes inolvidables.
La diversidad es tan enorme como el territorio.
Emprendimos el regreso.
En tierra firme me preguntaste ¿Ma volverías a este lugar?
Mi respuesta parecía premonitoria te contesté que era improbable.
Quizás en un rincón de mi mente dormía el pensamiento de tu partida tan injusta que despertaría años después.
Hoy que el destino me asestó el peor de los golpes arrebatándote de mi lado, se que no regresaré a ningún punto que nos haya visto caminar asidos de la mano como en el ayer reciente.
Visitarlos sola, sin tu compañía agrandaría las heridas que me dejó tu pérdida.
A veces sueño poder encontrarte, mirarte de lejos.
Quizás si fueras vos esa niña de la tribu volvería sin dudarlo.
Eso solo ocurre en los cuentos.
Por ello prefiero reflotar los recuerdos en mi refugio.
Sitio que me permite establecer esta conexión mágica.
Intuyo que te llegan mis letras.
Imagino que a los ágeles que te cuida y acompañan les dirás “Mi mamá no cambia más”.
Es cierto.
Es tan grande el dolor de tu ausencia temprana que solo se produjo un cambio.
Un antes donde todo era alegría compartida.
Un presente que no olvida recordarme cada día que no te tengo y daría lo que no tengo por volver a estar juntos sin importar demasiado el lugar.
Te amo con todas mis fuerzas, las que brinda el pensamiento único.
Sos mi derrotero y entiendo que voy a llegar a verte nuevamente para no separarnos nunca más.
Esa es la razón que me hace pedirte en cada relato que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=MK8XATKlunc
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