Saturday, June 17, 2017
FLORES EN EL PARAÍSO
Temprano recibí una encomienda prolijamente envuelta.
No la trajo un empleado de los correos tradicionales que conozco.
Su aspecto físico no se asemejaba con los de los terrenales de este siglo.
En un castellano extraño solo expresó contenido frágil.
El paquete no tenía remitente.
Llamó mi atención en el que estaba protegida una caja de cristal conteniendo flores que no podría identificar a que especie pertenecen.
Una esquela escrita en un papiro decía “Es para que la entregues a tu hijo, piensa en mi y llegará a sy destino celestial” La firma pertenecía a la diosa griega Cloris.
¿La recuerdas mi vida?
En otra oportunidad te hablé de ella.
Cloris era una ninfa de extraordinaria belleza hija de Areturo.
Era pretendida por varios dioses del Olimpo entre ellos Bóreas deidad de los vientos de invierno quien luego descartó su plan de raptarla.
Céfiro, hermano de aquel no dudo en llevar a cabo el plan de su hermano obnubilado por su hermosura.
Una vez celebrados los esponsales elevó a su esposa a diosa de las flores y los jardines de Atenas.
Para ello hizo construir varios templos rodeados de las flores más exóticas traídas de distintas partes del mundo en la Era Dorada de Grecia.
En la cultura romana es venerada como Flora, a ella las mujeres le dedican danzas en las calles de cualquier ciudad.
Como si hubiera ocurrido ayer recuerdo que la conocí en unos de mis viajes en la máquina del tiempo.
Una mujer capaz no solo portadora de una cara bonita, encontré la belleza de su interior que es más interesante.
Me inspiró confianza por ello decidí contarle mi historia a la que ella comparó con una tragedia griega.
Jamás pensé que se acordaría de nosotros, de nuestro amor incomemsurable.
No creo que me resulte difícil que las flores que recibí lleguen a su auténtico destinatario.
Quizás en la eternidad encuentres especies parecidas.
Pese a ello por venir de ras tan lejanas quiero que lleguen a vos.
Necesitaré de tu ayuda para hacértelas llegar.
No es difícil solo deberás acercarte un poco a suelo terrenal, extendiendo tus alas podrás levantar la caja de cristal con su contenido helénico que quedarán sobre la mesa del jardín.
Daría mi vida por ver ese momento.
Ver ti carita feliz al descubrir el envío.
Mirarte a los ojos para saber que todo está bien en el paraíso celestial.
No me acostumbro a esta separación forzada por el destino que mostró si cara más cruel no solo a mi sino a todas las mamás que atravesaron por idénticas y dolorosas circunstancias.
Ante semejante tragedia no existen palabras que puedan contener tanto dolor.
Por más voluntad que ponga el interlocutor nunca sabrá que despertar cada día es morir en cuotas.
Por ello la literatura es sabia no hay adjetivo que pueda denominar a una madre que ha perdido a su hijo.
Si fuera al revés sería huérfano.
No creo que nadie pueda adjetivar el estado de desamparo que siente una madre cuando el hijo de sus entrañas es arrebatado de su lado.
Te quiero como siempre y mucho más y aún cuando suene a letanía no me voy a cansar de repetirte mientras pueda establecer esta mágica conexión con vos que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=3VSQbGVHXlc
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