Los recuerdos se arremolinan en mi mente.
Quieren salir cual manantial de palabras para evocar un pasado reciente.
Tu ausencia tan temida como temprana trajo de su mano la soledad que agobia, aplasta intentando demoler esto que se parece a una vida carente de sentido.
Evoco tu figura, tu rostro portador de la mirada más bella y expresiva que conocí en mi existencia.
Ansío tus manos unidas a las mías convertidas en una simple caricia o en un abrazo que el paso del tiempo no logrará derrivar , menos intentar cubrirlos con el manto del olvido.
Tus manos y las mías permanecerán juntas más allá de la eternidad.
Manos que la ausencia no pudo convertir en el hielo que trae la muerte.
Las siento tibias, secando con firmeza las lágrimas que no obedecían al mandato del cerebro para que no sufrieras.
Los dioses griegos decían que los muertos habitaban el inframundo, no coincido con ellos pues en aquel sitio quedamos los que seguimos transitando por la tierra.
Leo a poetas de hace millares de años, ellos hablan del paraíso celestial como un lugar donde la perfección se alcanza.
Dios en un acto de amor convirtió a todos en ángeles dotándolos de alas para que nosotros pudiéramos sentirlas cuando la realidad ataca logrando que el alma se desgaje en jirones.
El amor de una madre hacia su hijo deshecha esa lucha que duele.
La tecnología y la ciencia han avanzado a pasos agigantados, pese a ello no han encontrado una medicación capaz de curar los dolores del alma.
El Señor fue benévolo al instruir a quienes los antecedieron en el camino para que los enseñara con ese amor sincero que tuvieron en vida a convivir con otros seres celestiales.
Dejó que conservarán los recuerdos gratos borrando de sus mentes el padecimiento.
Construyó el Edén como el lugar perfecto donde no reinan la soberbia o mezquindad de los mortales.
Pese a que comprendo que estás en un hábitat pacífico donde el dolor no tiene cabida. No puedo asumir que estés tan lejos físicamente.
Te siento a mi lado y así será mientras dure esto que se parece a una vida.
No son pocos los que me piden que vuelva a escribir como antes.
La razón es sencilla, no puedo pues no te tengo.
Sé que leés cada texto que te dedico.
Es una conexión mágica que me permite contarte todo lo que me ocurre.
Quisiera que estuvieras aquí. Mirándonos a los ojos para conversar sin necesidad de utilizar el don de la palabra.
Tu mirada fue y será un remanso de paz en el que quisiera volver a sumergirme.
Muero por darte el beso de los buenos días, no puedo pero imaginarlo me conforta.
Agradezco las palabras de mi familia chiquita que intenta consolarme.
Sería injusta si no lo hiciera.
Solo una mamá que haya tenido la tragedia de haber pasado por circunstancias similares puede comprender los estados de ánimo fluctuantes.
Con ellas hablamos el mismo idioma.
No te preocupes, no estoy sola.
Selene y su familia son mi dique de contención, están siempre.
Igual que yo te hubieras convertido en fan de Selenita.
Qué puedo decir del padre, un ser fuera de serie que cuando me nota demasiado triste con su chispa me arranca una sonrisa.
El tema principal es que soy ansiosa y deseo que los imposibles se concreten.
Tengo sed de darte uno de los tantos besos que para vos tengo guardados.
Sé que no se puede, ello no significa que lo asuma.
Debí ser tu compañera de viaje.
Siento angustia al saber que tuviste que volar hacia los cielos en soledad absoluta.
Me agobian tus miedos a lo desconocido, también comprendo que te has encontrado con otros seres alados que te amaron cuando eran seres terrenales.
Te amo más que nunca por eso siempre te repito el mismo pedido, nunca te olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=PrHK7DLbSDk
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