Wednesday, June 21, 2017
EN UN REMOLINO DE ESTRELLAS TE ENCONTRARÉ
La mitología griega es rica en mitos y leyendas.
Muchos pueden creer en ellas y el resto de los terrenales no debido a que no son creyentes de fantasías y misterios.
Recuerdo que escuchabas atentamente cuando me refería a algunos de sus dioses y deidades, alimentaban tu imaginación y siempre querías saber un poco más.
Hoy quiero contarte de la existencia de una diosa muy especial.
Su nombre era Hestia, sus padres fueron Cronos y Rea, en la cultura romana fue conocida como Vesta.
Hestia fue venerada como la diosa que cuidaba de los hogares por su paciencia y soledad.
Cansada de la soberbia de los dioses que tomaban a las mueres sin su consentimiento, le pidió al gran dios Zeus la mandara a vivir en un sitio donde no fuera acosada por los hombres pues esas actitudes soberbias eran contrarias a su espíritu solitario.
A cambio de conseguir su deseo de vivir fuera del Olimpo prometió conservar su virginidad.
Al principio le fue negada su extraña petición.
Al notar que no se sentía cómoda ocupando uno de los lugares más importantes del Consejo del Olimpo, el gran Zeus revisó su petición informándole que la mandaría al remolino de estrellas donde vivía Astrea.
Fue una de las más importantes diosas de aquel Consejo tan especial donde se decidía la vida y muerte de los mortales de acuerdo a los pecados que hubieran cometido.
Fue la primera vez que la vieron sonreír mientras lloraba dado que su deseo había sido concedido.
Antes de partir cedió su lugar a Dionisio.
No necesitaba ser venerada por sus aptitudes.
Deseaba seguir siéndolo por su paciencia en la soledad que brinda el firmamento estelar.
Desde ese lugar tan lejano no dejaría de lado sus obligaciones de custodiar los hogares para que en todos primara el concepto de la felicidad.
Abandonó suelo terreno para llegar al cielo, desde allí tendría una inmejorable visión de aquello que podría ocurrir.
No estaría sola, Astrea sería su amiga y confidente.
¿Te preguntarás por qué evoco a Hestia?
La respuesta es simple, como ella también tuve un hogar donde las risas se escuchaban como la mejor melodía.
Te tenía a vos.
Mi realidad cambió cuando el destino me asestó el peor golpe que puede recibir una madre.
Arrancar del hogar al hijo amado para llevárselo al lado de Dios.
Destino ingrato.
El amor incondicional de una madre hacia su hijo jamás separa o disuelve.
La eternidad no puede separar los lazos del amor más puro que existe en la vida.
Quisiera ser como Hestia viviendo en un remolino de estrellas.
Mi tiempo celestial lo utilizaría para buscarte y enconrarte hasta cumplir mi sueño de volver a abrazarte y besarte como antes.
Cuesta aceptar o asumir esta realidad que me toca vivir.
Hace pocos días le decía a tu prima que mi deseo es partir junto a vos.
Me pidió que no repitiera esa necesidad que me perturba desde que no estás.
Es muy duro aceptar que en un instante inesperado y jamás deseado la vida cambió
Mis esfuerzos por salir de este estado tan triste como solitario son en vano.
Cada uno enfrenta la vida terrenal desde las experiencias que le tocan vivir.
Las palabras de aliento son bien recibidas más no alcanzan para mitigar el dolor que nace en el alma.
Es imposible mitigar el dolor.
Dolor que no se puede evitar.
Las lágrimas que derramo a diario no son suficientes para calmar el sufrimiento que produjo tu ausencia no querida, inesperada.
Tristeza que día a día socava los cimientos que apuntalan la vida.
Percibo que tus alas de ángel me sostienen para que no siga cayendo en un abismo del que deseo emerger para evitar tu tristeza.
Sé que desearías verme sonreír en lugar de verme llorar.
Busco mil maneras de evitarlo pero aún no puedo dejar que mis lágrimas lleguen sin avisar por ello te ido perdón.
Quisiera parecerme a la mamá que tuviste en un pasado reciente.
Mis esfuerzos son insuficientes para llegar a parecerme aquella mujer con la que compartiste tu breve existencia.
Te amo más allá del dolor, te quiero aún cuando mi corazón sea atravesado como si fueran dagas que aumentan la soledad que enfrento cada instante de esta existencia sin sentido.
Muchas veces me pregunto si supe manifestar el amor que te tengo.
Nadie contesta a esa pregunta.
Intuyo que la respuesta es positiva.
Siento un dolor inexplicable cuando pienso que algo faltó.
¿Mi cielo en qué fallé para recibir semejante castigo?
Te quiero más que nunca, más que siempre, es ello lo que me lleva a pedirte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=kWI0NOOcVZM
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