Thursday, February 21, 2019

ARENA ROJA




Suave la brisa nocturna ingresa por la ventana del refugio.
Junto a aquella entraron pájaros perdidos en la oscuridad de una noche sin luna ni titilantes estrellas, enmarcándola.
La mortecina luz de una vela, llorando lágrimas de cera, está cerca de uno de los adornos preferidos de esa casa sin vida.
Un antiguo reloj de arena, vuelca cada uno de sus granos en el receptáculo inferior.
Sabemos que la arena es dorada o blanca según la región.
Por efectos de la iluminación, se ve roja como la sangre.
¿Recordás ese objeto de ornamentación?
Llegó a mis manos en una fecha especial.
¿Por qué siempre buscaste halagarme con detalles tan originales?
La vela no representa ningún ritual.
Suelo utilizarlas sin ningún motivo peculiar.
Otorgan al ambiente, misterio.
Enigma suficiente para convocar a la reflexión.
¿Cuáles son mis pensamientos?
Eternamente vos.
Cada instante compartido, cada agasajo de tu parte, firma parte de mi ser.
Recuerdos resistentes al paso del tiempo que el antiguo reloj de arena se niega a medir.
¿Cuáles son mis sentimientos al observar el silice rojizo, cayendo lentamente?
Con esa coloratura se identifican las pasiones.
No solo la existente entre un hombre y una mujer.
También aparece la vehemencia, ante una obra de arte, la lectura, lo más importante es cuando nace entre un hijo y su mamá.
Cada una de nosotras espera convertirse en una mujer.
El deseo se cristaliza cuando traemos vida a la vida.
¿Quiénes están capacitados para comprender que una mujer, gesta vida con el propósito que la misma sea eterna, jamás para verla morir?
En el tránsito terrenal somos concientes debemos convivir con los designios del destino.
¿Por qué no nos enseñan a superar la muerte de un hijo?
Es sencillo.
No es posible.
Podemos asumir otros episodios trágicos.
La pérdida de un descendiente tan amado, no.
¿Resulta tan difícil de entender?
¿Qué clase de sentimientos poseen aquellos que creen tener la potestad de elegir quien vive o quien debe partir?
¿No es una crueldad exacerbada arrebatarle un hijo a su madre?
¿Han tenido descendencia?
¿Qué actitud tendrían si alguno de aquellos estuviera muerto?
¿Podrán asumirlo en su total magnitud?
¿No piensan en el dolor que generan?
¿Tienen corazón, latiendo en sus pechos?
Tesoro de mi alma herida, ser luminoso, señalando mi derrotero.
Cada granito de ese polvillo, hoy color sangre, es un recuerdo, un detalle de amor filial.
Una mirada, eje de una conversación cuando no se necesita el don de la palabra.
Extasiada miro como se desliza suavemente hacia el otro compartimiento de vidrio.
Estás latente en mi esencia.
En permanente comunión con la tuya.
Los pájaros desorientados han volado hacia sus nidos.
Cerraré el ventanal.
¿Apagaré la vela?
No.
Dejaré que se consuma derramado sus lágrimas de cera.
¿Te dije cuánto te amo y extraño?
¿En que instante se producirá nuestro reencuentro?
¿Será factible u otra mentira de un mito fácil de derribar?
Cualquiera de esas posibilidades no será motivo para cesar en mi búsqueda.
Intentaré mis utopías se conviertan en realidad tangible.
No importa el tiempo que demande.
Preciso demostrarte mi amor incondicional.
Sueño con acariciarte, darte un beso.
Esperame.
Llegaré.
Mientras ello ocurre te pido, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=lY4AHUE3FH4

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