Thursday, February 07, 2019

UTOPÍAS





Cielo zarco, adornando cada uno de mis despertares.
Jamás cesaré en la búsqueda que me lleve a vivir el tan anhelado reencuentro.
No existen obstáculos para una madre deseosa de ver a su hijo.
En esta ocasión quiero que seas partícipe de mi último sueño.
No puedo hacerlo sola, necesito la colaboración de los dioses del Olimpo griego para llegar a tu lado.
¿Tengo limitaciones?
Sí.
Transito suelo terreno y no creo ser una condensadora de sapiencia extrema.
Estableció el primer contacto con Poseidón, dios de las aguas.
¿Querés conocer cuál fue su primera pregunta?
Saber si el lugar donde se encuentra mi refugio posee algún espejo de agua.
La respuesta fue de su agrado.
No tardó en inquirir ¿Por qué no utilizaba la máquina del tiempo?
Conoce mis viajes en ella.
Ignoraba que al ser un objeto terreno en ocasiones tiene dificultades.
Prometió atravesar los mares del mundo y su historia para que pudiera contarte mi quimera.
Es poderoso.
La embarcación en pocos minutos atravesó todos los océanos.
Por el rabillo del ojo observaba a esta mujer herida, a pocos minutos de consagrar el más profundo de sus deseos.
Arribamos a suelo griego.
Situados muchos años antes de la era cristiana
¿Qué palabras utilizar para explicar la concreción de una de mis pretensiones.
Figuras sacras aparecieron para recibirme.
El Dios de las Aguas volvería por mí para dejarme en la era que vivo o trato de hacerlo.
¿Podrías comprender el estado de éxtasis, que embargó mi alma herida?
¿Habré incurrido en un exceso de pedidos?
El primero en presentarse a mi llegada fue mi admirado Sófocles.
Poeta joven cuyas obras trascendieron todos los tiempos.
En una mesa cercana estaban Platón y Aristóteles, discurriendo cuestiones filosóficas.
¿Llegaron a un acuerdo?
No lo sé.
Es difícil rendir posiciones acendradas, en el tiempo.
Uno discutía sobre la Teogonía de Hesíodo, el otro la veracidad de los himnos homéricos.
Recordé versos de “La Ilíada y la Odisea”.
¿Quién puede consagrarse dueño de la verdad?
Las disquisiciones enfrentadas a los pensamientos.
Encontré a Hera, la madre de Hefesto.
Un niño nacido en la mente de una mujer celosa tras el engaño de su esposo Zeus.
Dios a quien le atraían todas las féminas.
Poseyó durante nueve días a una diosa.
El producto de esa relación ambigua pues el nacimiento de una de las deidades más bellas del Acrópolis.
Al mundo llegó Afrodita.
¿Puede una mamá como Hera, ser vengativa con su hijo?
Solp en esos tiempos inmortales.
Arrojó desde las alturas del Olimpo a su hijo Hepesto.
Ser que no había sido dotado por la belleza.
¿Puede una mamá desear la muerte de un hijo?
Produce escalofríos, de solo imaginarlo.
Hefesto atenuó su caída de nueve días con sus noches, al ser rescatado por dos deidades, la diosa de los mares t la consagrada a los vientos.
No pudo superar su condición de lisiado.
Sería venerado como dios del fuego.
Oculto en las profundidades de la montaña, dedicaba su tiempo a trabajar en la fragua, afilando en ella las armas utilizadas por los guerreros.
Estaba perturbada por el recorrido.
Procedí a sentarme en una de las gradas del Partenón.
Un parque de belleza indescriptible tenía como escenario, flores de colores delicados.
Cubiertos por sábanas blancas estaban los restos de quienes yacían sin vida.
Observé la ceremonia.
Una mujer ataviada con una túnica blanca, y una corona de flores sujetando su cabellera, caminaba entre los cuerpos yacientes.
¿Por favor a quien sea no quiero tener un hijo muero?
No estaba sola en ese lugar sagrado.
Supe que la bella mujer era Mnémosine, la deidad de la memoria.
Concluido el rito, de apoyar sus manos en la frentes de los cadáveres, para borrar los recuerdo.
De rodillas le imploré no eliminara los tuyos.
¿Cómo nos encontraremos si de la vida terrena han borrado cualquier vestigio?
Otro enigma sin resolver.
Verás mi querido, hace dos noches tuve un sueño extraño.
¿Sabés que cuando me entrego al descanso pido soñarte?
No estabas solo en el sueño.
El estado onírico produce eventos alejados de la realidad.
Situados en la Cruz Mayor donde descansan tus cenizas, apareció Tánatos.
No deseaba verlo en el instante que solo debe ser ocupado por vos.
Me pidió no tuviera miedo a las distorsiones, suelen suceder cuando se sueña.
La Cruz Mayor, está ubicado en varios subsuelos, en la superficie está emplazado el monumento.
Una cruz que llega casi al cielo.
Debajo de ella, acomodadas en estantes los cofres que guardan las cenizas.
¿Las almas?
Se elevaron a otras dimensiones?
¿Existen?
No puedo afirmarlo con certeza.
Como expresaba, no estabas solo.
Te acompañaba la figura de ella.
Vestía una pollera de color café, un abrigo otoñal de tono verde seco.
Los lentes de armazón de metal con cristales fotocromáticos.
Estaba apoyada sobre una especie de mesada al costado izquierdo de la imagen que percibía.
Vos en lo alto.
No se veía ninguna escalera que te sostuviera.
¿Tenés alitas en los pies?
Trabajabas en el techo del monumento.
No era subterráneo como en la realidad.
Realizabas una hendidura en las paredes.
Manifestabas qye tu intención sería colocar un sostén de hierro que impidiera un posible derrumbe.
¿Dónde estaba tu mamá?
Situada en un sitio impreciso, mirándolos desbordada de amor.
Ninguno de los dos advirtió mi presencia.
Conversaban entre Ustedes.
Ello me alegró, sé que en la eternidad están juntos.
No sentí lo mismo al verme ignorada.
Ninguno advirtió mi presencia.
Quería transmitirles la intensidad de mi cariño.
Las primeras lágrimas inevitables surcaron mi rostro.
Ustedes parecían no verme.
Se comunicaba con cariño extremo.
¿Están enojados porque no he ido a visitarlos?
Ambos saben que no tengo adicción por los cementerios.
Las veces que te dejé flores blancas como tus pensamientos, pude ver que las mismas en cada pétalo lloraban mi tristeza.
No crean que busco, excusas.
Pide comprobar en sueños que los dos están bien.
Tienen comunicación.
Es de suprema importancia que así sea.
Cuando la encuentres decile que la quiero como siempre.
No asumo su ausencia.
Tampoco la tuya.
Tánatos permanece oculto.
Espera a su próxima presa.
¿Seré yo?
Lo deseo fervientemente.
Sería un acto de nobleza.
¿Qué adjetivos utilizar para decirte cuanto te extraño?
Quiero tenerte cerca para darte un beso y acariciarte, como antes.
¿Existirá algún ente capacitado para cumplir mis deseos?
Cuidá a tu acompañante.
No conoce los caminos del Paraíso Celestial.
Sos el guía perfecto.
Se quieren más allá de la muerte.
Por favor no me ignoren en el próximo sueño.
A vos te pido, mi tesoro que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=q2fIWB8o-bs

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