ROSAS PARA VOS

Trabaja el orfebre en una pequeña escultura de bronce.
En pocos días tiene que ser presentada en una exposición de tallas y obras.
Solitario trabaja con su cincel, con el propósito de hallar la perfección de las formas.
De pocas palabras el artista cuenta que la figura servirá de apoyo, sin concluir la explicación.
Respeto su postura, está trabajando.
No solo con las manos, sino acompañado por los dictados de su mente a la que suma las emociones propias de quienes cultivan en arte en toda sus expresiones.
¿Qué podría apoyarse en una figura tan original?
Dejo volar la imaginación.
Cierro los ojos para pensarte.
¿Cuáles serían los objetos por mí, elegidos?
Tal vez artesanías de porcelana.
Rosas rojas, para que pudieras observarlas desde tu cielo.
¿Existe ese espacio o solo se trata de una quimera?
¡Daría aquello que no poseo para conocer la bóveda celeste!
Vos que sos tan sabio ¿Qué destino le darías a esa delicada figura dorada?
¿Una vez más coincidimos?
Tengo la certeza que la utilizarías como soporte de alguno de los tantos escritos que dejaste, antes de emprender ese viaje, doloroso e inesperado.
En todos y cada uno, hay frases conmovedoras.
¿Las señalaste para que las leyera durante tu ausencia?
¿En que momento finalizará la misma?
¿Sabías que mi anhelo más profundo es encontrarte?
No solo quiero demostrarte la inmensidad de mi cariño, como ayer quiero reflejarme en tu mirada.
Ha pasado casi una semana desde que viera al escultor.
Por la tarde se abrirán las puertas para acceder a la muestra.
La figura es bellísima.
Luce como ninguna otra.
Está apoyada sobre un paño de tela roja,
En la imagen lucen rosas rojas.
Tu esencia es mi compañía.
El maestro del cincel recibe las felicitaciones de todos los asistentes.
Es una persona de pocas palabras.
Las explicaciones técnicas las brinda su asistente.
Busca mi mirada en el instante que estoy por alejarme.
No soy amiga de asistir a lugares cerrados o con exceso de visitantes.
Prefiero la soledad.
Como expresaba el asistente se acerca, en sus manos trae una caja de color azul.
Antes de entregármela, transmite una solicitud del orífice.
Según su sentir, tengo ojos de mamá, embargada por la tristeza.
Desea que reciba una réplica de la figura que hoy se exhibe con tanto éxito.
Al abrir el estuche encuentro una joya.
En lugar de bronce, está cincelada en cristal.
Dudo en aceptarla.
No suelo recibir halagos de personas que no conozco.
Al fin la tomo en mis manos.
Es un detalle que cambia acartonados paradigmas.
Pido agradezca en mi nombre tanta belleza.
Mientras camino hacia mi refugio, admiro cada una de las estrellas prendidas del firmamento.
Joyas conmovedoras.
La luna está más grande.
No tardaré en enterarme, que está más cerca de la tierra.
La denominan luna de nieve.
¿Será una señal propiciando nuestro encuentro?
¿Cristalizarán mis sueños?
Tesoro de mi existencia, te amo más que siempre.
Las dilaciones no tienen justificaciones valederas.
Seré paciente.
¿Hasta cuándo?
No poseo respuesta a ese interrogante.
Por favor, va mi ruego diario, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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